Qué quieren que les diga, a mi esto de que el Govern salga a colocarnos su deuda en los bancos me hace acordar a los mendigos en la puerta de las iglesias. Lo hacemos con más clase, con la fantástica calefacción de las cajas y bancos, con la limpieza de una ventanilla con cristales biselados, con la elegancia de un local decorado ad hoc, sin olores, sin mostrar al niño tullido, sin un cartel lleno de faltas de ortografía pero, al final, viene a ser lo mismo: ¿tendría usted a bien poner sus ahorrillos aquí para salvar lo que hemos gastado de más? Es decir que, incapaces durante años en poner coto a nuestro gasto, incapaces de despedir a los amiguetes con los que hemos llenado la Administración, incapaces de cerrar las empresas públicas que no hacen más que perder dinero, ahora salimos a pedir con el gorro a las puertas de las iglesias o, lo que es lo mismo, a través de los bancos y cajas. Ustedes no me digan que esto no es lo último que les faltaba a las autonomías para perder el norte. La deuda que no quiere comprar nadie de los que sí entienden de números, ahora nos la quieren vender a nosotros, pero sin acompañarla de papeles. Ustedes verán: puestos, prefiero el lenguaje catalán, que habla de 'bonos patriotas'. Si quieren que pierda mi dinero, por lo menos háganme sentir que es por la patria. Ya que no es por el interés.





