El conseller de Salut, Vicenç Thomàs, ha hecho de las listas de espera de Son Espases un “secreto de Estado”, hasta el punto de que se ha negado a facilitarlas en el Parlament balear, el lugar que se supone que representa la soberanía de los ciudadanos de Baleares. Esta negativa reiterada a hacer públicos unos datos que deberían ser transparentes y estar al alcance de todos los pacientes, es inexplicable, porque por mucho que se quiera ocultar la realidad, ésta no va a ser diferente. La actitud de Thomàs carece de lógica, de sentido y de respeto no sólo a lo enfermos que están en estas listas sino a todos los habitantes de estas Islas, a los que se les hurta una información a la que tienen derecho y que, además, les afecta directamente. Más de uno se ha preguntado cuáles son las razones por las que el conseller no quiere que se conozcan estas esperas, tanto para una intervención como para una visita al especialista, pero su silencio sólo permite hacer conjeturas, algo que a Thomàs, en el fondo, me temo que le gusta, porque le permite, cuando quiera y como quiera, hacer declaraciones que dejen en entredicho cualquier especulación. Es mucho mejor alimentar el morbo que reconocer la verdad, actuar a toda prisa para que muchos pacientes salgan de esas listas cuanto antes y después volver al Parlament o a cualquier otro sitio y decir que seguimos siendo la Comunidad Autónoma con las menores esperas de todo el país. Esta es la política, la que juega con todos nosotros, la que nos hurta los datos hasta que le son favorables al gobierno de turno, la que, en definitiva, considera que carecemos de capacidad para pensar, analizar y saber que nos engañan.
