Todavía los hay que se extrañan de la actitud de Antich en el pleno de investidura de José Ramón Bauzá, de su talante conciliador y de su disposición a alcanzar grandes pactos en temas tan importantes como Educación, Territorio o Turismo. ¿Y cómo se iba a mostrar si le quedan cuatro días en el Parlament? Antich se despidió ayer rehuyendo el debate porque ha preferido poner pies en polvorosa y marcharse al Senado, por tanto, ¿para qué un debate que no iba a poder continuar? ¿Para qué una intervención ácida si después iban a ser otros los que tuviesen que dar la cara? Antich no ha hecho otra cosa que marcharse con un discurso de consenso, como no podía ser de otra forma, para alguien que se despide de la Cámara autonómica?





