El oli de Mallorca está demostrando ser un producto de gran éxito, dentro y fuera de nuestra tierra. Ayer se dio a conocer que la Denominación de Origen Oli de Mallorca ha comercializó en 2015 un total de 216.683 litros, lo que supone un 12% más que en 2014. Y de esa cantidad, algo menos de un tercio se dedica a la exportación a nada menos que 24 países. Se trata, sin duda, de un triunfo en toda regla de un producto de gran calidad, muy apreciado, de elaboración artesanal y que es reconocido en muchos países del mundo. El campo mallorquín ve en la producción de aceituna y en la elaboración de aceite de oliva un cultivo rentable y que está fuertemente arraigado en buena parte de la isla, que permite además mantener un paisaje tradicional y autóctono gracias a las ganancias que proporcionan los olivos y su preciado fruto.
Se trata, sin duda, de un triunfo en toda regla de un producto de gran calidad, muy apreciado, de elaboración artesanal y que es reconocido en muchos países del mundo
Contrasta este caso con el cierre de la fábrica de Bimbo en Palma, que dejará en la calle a 34 empleados de forma directa y que afectará a otros 20 de forma indirecta. El expediente de regulación de empleo anunciado por la empresa multinacional está basado en razones “organizativas y productivas”, según han explicado. Sin embargo las razones no son compartidas por los empleados que ponen en duda que el transporte de la producción desde la península sea más barato que producirlo en la isla, como hasta ahora. Conviene que Bimbo explique bien sus razones, porque los consumidores valoran cada vez más la responsabilidad social corporativa, de modo que el cierre de una fábrica y el despido de la plantilla han de deberse a razones muy poderosas que han de ser explicadas de forma comprensible, si es que las hay. Si ello no sucede, el coste en la imagen de la empresa será irrecuperable.




