Los imanes de Mallorca y también de Eivissa, han celebrado concentraciones para mostrar públicamente su condena por los atentados perpetrados en Catalunya por una célula yihadista cuyo último integrante, que se encontraba en busca y captura, fue abatido por los Mossos d’Esquadra este mismo lunes por la tarde. Son conscientes de que lo sucedido vuelve a situar el foco sobre la comunidad musulmana, de forma muy injusta, pues la gente que profesa esta religión, en su conjunto, no tienen por qué ser acusados de nada ni mucho menos sufrir represalias como abiertamente reclaman quienes han caído en la islamofobia. Pretender infundir un mensaje de odio sobre personas creyentes en el Islam, que nada tienen que ver con los 12 asesinos de los atentados del día 17 y 18 de agosto, es irracional, ilógico y a nada conduce, más que al racismo y a la xenofobia.
Según se desprende de la investigación del atentado, nada hacía prever que los integrantes de la célula hubiesen caído en el radicalismo yihadista ya que ni siquiera iban a rezar a las mezquitas. La sorpresa en su entorno familiar es visible. Por tanto, hay que pensar que seguramente existan otros cauces de radicalización que no son los que hasta ahora eran objeto de mayor vigilancia: las mezquitas y las cárceles. Esto obligará a las Fuerzas de Seguridad a partir de ahora a expandir sus investigaciones, con la dificultad que ello conlleva. Pero no está de más recordar que en los últimos años han sido muchos los detenidos por integrarse en el Daesh y por planear atentados o por justificarlos o por caer en el radicalismo yihadista. Es por ello que hay que evitar caer en el desánimo o en la falsa sensación de inseguridad.
