Aunque lo dijera Helenio Herrera, eso de que se juega mejor con diez que con once solamente rige si entre los segundos hay uno cojo y sus compañeros pasan del partido, porque aun siendo cierto que el fútbol es uno de los deportes donde puntualmente cabe la sorpresa, tampoco se dan tantas campanadas y menos si el diseño de las competiciones favorece casi siempre a los participantes de mayor presupuesto y potencial.
Este fin de semana se juegan dos finales. En la primera, de 90 minutos, el Real Madrid es superior al Liverpool se mire por donde se mire, lo cual no garantiza su victoria al cien por cien, de acuerdo, pero el porcentaje de opciones británicas es muy inferior. Expresado en otros términos los de Kloop tendrían que hacerlo todo bien y a los de Zidane tendrían que salirle bastantes cosas mal.
La otra cita comenzó hace una semana en Son Moix. Mallorca y Mirandés disputarán la segunda parte de un encuentro con clara ventaja balear. Si, por razones bastante similares el campeón del grupo tercero de Segunda B ha mostrado una superioridad aplastante sobre el rival burgalés.
Los favoritos están claros. No hace falta tanta queja ni historia, unos porque los hoteleros de Kiev querían hacer su agosto, lógico por otra parte, y otros que si en Anduva el ambiente estará muy cargado y encerronas y demás pamplinas.
La última lección la dio el Atlético de Madrid, en territorio francés y al Olympique de Marsella. ¿Por qué?. Sencillamente porque fue y es mejor.
