El Rey llega tarde (I)

Tengo que iniciar este artículo diciendo, que en la edición de este año de la Copa del Rey he tenido un balcón de honor, desde el cuál he contribuido  al desarrollo del  acontecimiento y lo que me ha permitido una visión más real de lo que supone la celebración del  ya tradicional evento. Dicho esto, bajo mi punto de vista esta competición tiene  dos vertientes, una la referida a la celebración deportiva pura y dura, que puedo decir con absoluta certeza que ha sido todo un éxito, por la participación record este año con 124 países, por los numerosos  atractivos  y medios que la ciudad ha puesto a disposición de los navegantes y porque la bahía de palma es sin lugar a dudas uno de los espacios naturales más espectaculares para llevar a cabo cualquier evento marítimo.

En segundo lugar está la vertiente social, ha sido contundente la opinión en los mentideros de la copa, donde se añoran los tiempos en que el Rey visitaba casi a diario el Real Club Náutico; en aquellos tiempos algo lejanos ya,  el inicio oficial de las vacaciones en Mallorca lo ponía el embarque de su majestad en la competición a bordo del Bribón. Si bien es cierto que este año la Copa del Rey ha contado con el apoyo de la Casa Real, teniendo como protagonista al Príncipe Felipe,  también es cierto que no se ha visto a ningún otro miembro de la familia por el Real Club Náutico y que la presencia de nuestro príncipe ha sido muy triste. Esto es muy poco para la imagen de la Copa del Rey  y más insuficiente aún que  Don Juan Carlos no pise la competición, de quien se entiende que no disfruta de su mejor estado de salud, pero quien aún así tiene que cumplir con su deber, dado el esfuerzo que pone el Club Náutico, los patrocinadores, organizadores etc., que vuelcan toda su ilusión y  esperanza en que la competición que lleva su nombre siga siendo una realidad cada año. Sería deseable que en la agenda del Rey a partir de ahora constase  el inicio y los días sucesivos de la regata, que para más inri lleva su nombre. Y si fuera necesario, convertir el palacio de Marivent en el centro político nacional e internacional si las circunstancias así lo recomendasen, como ya ha pasado otros veranos, cuando nos visitaron el Príncipe Carlos y Lady Di, el presidente Bill Clinton, el ya fallecido Hugo Chávez y otros mandatarios, por supuesto no quiero dejar de mencionar el despacho habitual con el presidente del gobierno español de turno y las recepciones tradicionales a las autoridades locales. No se puede obviar, que el Palacio de Marivent es una residencia que permanece en perfecto estado de revista 24 horas al día,  los 365 días al año,  preparada para recibir y albergar a cualquier miembro de la familia real;  esta inversión económica que hacen las islas, bien vale buscarle unos renglones de más en la agenda del Rey para el verano. Sabemos que la vela no será a corto plazo un deporte en que la ciudadanía se pueda ver identificada, pero como ya he dicho no hablamos de la competición, cuestión salvada con creces, sino de todo lo que conlleva la celebración de la misma. Tanto el gobierno de las islas como otras entidades realizan un enorme esfuerzo para que Palma en concreto, sea el destino de los Reyes especialmente en verano. Seamos o no seamos partidarios de la monarquía lo cierto es que a la familia real la necesitamos en  Baleares, porque sabemos todo lo que supone su presencia cada año  y creo que la Casa del Rey tendría que ser consciente de este hecho. Para terminar o más bien para continuar, del famoseo o mejor dicho del seudofamoseo vivido en la Copa del Rey de éste año, nos ocuparemos en un extenso análisis la próxima semana. Y por supuesto de la Princesa Letizia, que ha hecho correr ríos de tinta.

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