Que la Federación Hotelera de Mallorca (FEHM) haya tenido que lanzar una campaña para agradecer a los turistas que elijan esta tierra como destino dice mucho. Y nada bueno. Dice que un puñado de radicales está imponiendo un relato tóxico, agresivo y absolutamente alejado del sentir mayoritario de la sociedad mallorquina. Dice que mientras ellos escupen odio, los sectores que generan empleo, riqueza y bienestar tienen que salir a explicar lo obvio: que sin turismo, Mallorca no tiene futuro.
Los datos son incontestables. Lo recordaba Javier Vich, presidente de la FEHM y vicepresidente de la Asociación de Cadenas Hoteleras (CEHAT): solo el sector de alojamiento sostiene 235.000 nóminas al mes en Mallorca. Y a eso hay que sumar restaurantes, comercios, transportes, actividades, autónomos… Medio millón de personas vive directa o indirectamente del turismo. ¿Cómo se puede frivolizar con eso? ¿Cómo se puede permitir que se ataque con pintadas, vandalismo y amenazas al motor económico de las islas sin que pase nada?
Medio millón de personas vive directa o indirectamente del turismo. ¿Cómo se puede frivolizar con eso?
Que la patronal hotelera tenga que recordar a los visitantes que aquí son bienvenidos, que gracias a ellos esta sociedad avanza y prospera, es tan necesario como lamentable. Y lo es aún más que las instituciones públicas miren hacia otro lado. ¿Dónde están el Gobierno central, el Govern balear, el Consell de Mallorca o los ayuntamientos apoyando esta iniciativa?
Mallorca no puede permitirse el lujo de dar por buena la turismofobia. Ni puede callar ante quienes, amparados en el ruido y la radicalidad, pretenden dinamitar el principal sustento económico de estas islas. Frente al odio, razón; frente a la demagogia, datos; y frente al fanatismo, unidad.
Por eso, el gesto de la FEHM es necesario y debe ser apoyado por toda la sociedad mallorquina. Porque lo que debería ser una evidencia —que aquí queremos a quienes nos visitan— se está convirtiendo en una batalla cultural. Y Mallorca no puede perderla.
Un comentario
estas asociaciones vivían muy bien de las subvenciones del pacte y ahora debe revisarse a que se dedican cada una de estas ong que viven del cuento.