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Turistas alemanes toman cerveza al sol en uno de los locales ya abiertos.
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Turistas alemanes toman cerveza al sol en uno de los locales ya abiertos.

El titán turístico de Playa de Palma despierta de su corto letargo invernal

Por Joan Miquel Perpinyà
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jmperpinyamallorcadiariocom/10/10/25
domingo 04 de febrero de 2024, 06:00h

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La Playa de Palma se prepara para la temporada turística del 2024 con una apertura temprana de hoteles. A principios de febrero, se espera que el 47 por ciento de los hoteles estén abiertos y listos para recibir a los turistas. Aunque hay numerosos problemas de mantenimiento en la zona, principalmente en la vía pública, se espera que esta temporada sea muy exitosa en términos de empleo y en visitantes y ocupación hotelera.

La Playa de Palma se prepara para la temporada 2024 con un inicio de los más tempranos que se recuerdan. Durante este mes de febrero abrirá progresivamente el 47 por ciento de todos los hoteles de la zona, según datos facilitados por la Asociación de Hoteleros de Playa de Palma. Esto supone que tres meses antes del verano y siete semanas antes de Semana Santa, que este año comienza el 24 de marzo con el Domingo de Ramos.

De este modo, a principios de junio el alrededor de 120 establecimientos hoteleros de la Playa de Palma, que abarca dos términos municipales, Palma y Llucmajor, estarán a pleno rendimiento y con sus más de 34.000 plazas turísticas disponibles, aunque muchas de ellas ya están reservadas por turoperadores alemanes, que son quienes concentran el mayor número de operaciones en la zona.

Pasear estos días por primera y segunda línea de playa es percibir cómo se despereza este auténtico titán turístico de Mallorca que este invierno 2023/2024 ha logrado mantener abiertos 17 hoteles, lo que supone un auténtico hito. Desde principios de enero hasta ahora han abierto unos 34 hoteles y durante febrero serán 29 establecimientos más lo que abrirán sus puertas.

DESPERTAR

En ellos, la actividad es frenética. Se incorporan paulatinamente los trabajadores fijos discontinuos, comenzando por los de mayor antigüedad, para tareas de limpieza que permitan tenerlo todo a punto cuando empiecen a venir los primeros huéspedes. Pero el ritmo no es menor en la oferta complementaria, que lentamente comienza a abrir.

La mayor actividad se nota a simple vista de un día para otro. Tiendas, bares y restaurantes que hace sólo unos días estaban cerrados a cal y canto, con sus cristales blanqueados o empapelados para que no se viera el interior, ahora se ven abiertos o a medio abrir, con trabajadores limpiando mesas y sillas, y el interior a fondo. Son días de ajetreo, donde también se percibe una mayor presencia de transeúntes aprovechando los días soleados y las temperaturas anormalmente altas que nos acompañan.

Sin embargo, son muy pocos los operarios municipales que se ven por la calle. Los ayuntamientos parece que serán los últimos en ponerse las pilas y cuando la avalancha de visitantes esté aquí, aún habrá cosas por hacer que quizás no se harán. Aunque durante el invierno algunos bancos públicos de primera línea han sido pintados, las farolas y señales de tráfico vandalizadas con pintadas y pegatinas son incontables. Sobre todo, en la zona donde se concentran la mayoría de turistas que practican el ‘turismo de borrachera’.

Alcorques sin árboles, medianas como la del Camino de las Maravillas llenas de basura –y no de un día, ni de dos, sino de meses–, e incluso las banderas de los mástiles junto a la Oficina de la Policía Local y la Oficina de Turismo de la Playa de Palma, raídas como harapos, pese a lo cual nadie las sustituye por auténticas banderas.

Todo esto y mucho más, perceptible por cualquiera que pasee por primera y segunda línea de mar, denota que esta zona turística, la más importante de Mallorca, sigue alejada de los cuidados y atenciones que merecería, por parte de las instituciones públicas. La Asociación de Hoteleros tiene mucha razón al denunciar el abandono de la vía pública y del mobiliario urbano, porque lo que no se hace en invierno, difícilmente se hará en verano, con las calles atestadas de turistas.

INCIVISMO

Este año las previsiones son muy buenas, como el año pasado. Pero eso no evitará que entre tantos visitantes se cuelen miles de incívicos, atraídos por el nombre del destino que aún, inevitablemente, lleva asociado la fiesta, el alcohol barato, el desparrame y una cierta tolerancia con los comportamientos asociados al ‘turismo de excesos’.

El verano de 2023 fueron expulsados de los establecimientos hoteleros de Playa de Palma un total de 185 clientes por actitudes incívicas como destrozos en habitaciones y zonas comunes, falta de respeto al personal u otros clientes, causar molestias o ruido, mal uso del mobiliario del hotel, etc. Pero la mayoría de los actos y posiblemente los más graves, se llevan a cabo en la vía pública, sin que las autoridades municipales se decidan a intervenir.

Los empresarios reclaman, como cada año, mayor presencia policial que sirva de disuasión. Pero nadie consigue impedir que centenares de turistas invadan el murete para beber en la vía pública y hacer botellón. Ni siquiera se denuncia.

HISTORIA

Pese a los problemas que ya parecen crónicos, las raíces turísticas de la Playa de Palma se remontan a los años 60 del siglo pasado, donde la playa virgen experimentó una transformación significativa, convirtiéndose en un destino turístico popular, muy cerca del aeropuerto de Son Sant Joan.

Ahora, este titán turístico comienza una nueva temporada que se augura de record.

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