BEATRIZ DÍEZ MAYANS.- Cuando uno habla con Eloy Pardo se da cuenta de que aún hay banqueros buenos y que no todos los directores generales de bancos son malos. Eloy Pardo, director general de Banca March, me inspira seguridad, confianza y mucha admiración. Me devuelve la fe en un colectivo profesional que ya daba por perdido. Tiene las cosas claras y así lo demuestra en cada una de las respuestas que me da. Una persona de principios que no tiene reparos en reconocer que lo que ha pasado en los últimos años en el mundo de la banca le da “asco”. Un hombre que habla sin tapujos llegando a afirmar, incluso, que lo que hemos vivido en estos años de crisis en algunos bancos es “absolutamente terrible”.
Pero Eloy Pardo es mucho más que un bancario sincero y honesto. Es, como él mismo se define, un “viejo rockero” con nombre y apellidos: Still Morris. Un músico de vocación que tras tener su gran pasión olvidada durante varias décadas volvió a retomarla para dedicarse a ella en cuerpo y alma. El resultado de este ‘renacer’ es un libro, ‘Cambio de ritmo’, cuatro discos a sus espaldas (el último, ‘stillmorris.cat’ cantado íntegro en catalán) y un quinto que verá la luz antes de que finalice 2015.
Eloy Pardo es una de esas personas entrañables que dejan huella. Yo le conocí hace 7 años cuando la música era para él “sólo un hobby”. Ahora, sin embargo, la música ha ganado terreno convirtiéndose, como él mismo dice, “el rock en un modo de vivir y la banca en una manera de ganarse la vida”. Frase que, por cierto, protagonizó recientemente la contraportada de La Vanguardia.
Quedo con él en la cafetería del hotel GPRO Valparaiso Palace & SPA. Llega antes de lo previsto, como era de esperar pues Eloy Pardo, Still Morris, es un caballero de los pies a la cabeza y tanto si lleva traje o guitarra, su educación y presencia siempre están a la altura de un auténtico gentleman inglés.
Su pasión por la música se le despertó con tan sólo 13 años. Unos años más tarde la pasión se convirtió en una obsesión y tocó en varios grupos pero, por circunstancias de la vida, tuvo que aparcar esta parte de su vida durante casi tres décadas. Años que dedicó a trabajar y prosperar en el mundo de la banca y a formar una familia. Sus hijos son, hoy, sus mayores fans.
Eloy, hace tan sólo unas semanas que presentaste Stillmorris.cat. ¿En qué se diferencia este disco de los otros que ya tienes?
Pues para empezar son sólo 6 canciones, todas son en catalán, de las cuales 5 son mías y la sexta es una versión de ‘Que tinguem sort’ de Lluis Llach, una canción que para mí fue todo un referente en una época muy concreta de mi vida. Es mi pequeño y humilde homenaje a un compositor que yo admiro mucho.
¿Por qué en catalán? ¿Reivindicación política?
No, en absoluto. Está escrito en catalán, primero, porque es mi lengua y segundo porque este verano tuve un susto importante. Acabé en el hospital y al despertarme estaba más sensible de lo normal, más apático y me vino una frase en catalán a la cabeza: “empieza un nuevo día saliendo de una noche” que lo que viene a decir es que después de la oscuridad siempre hay luz y, por primera vez, empecé a pensar en la letra de una canción antes que en la música. Y así nació la primera canción de un disco de seis donde se refleja mi vena catalana.
Teniendo en cuenta las circunstancias en las que nació este disco, ¿las letras de stillmorris.cat tienen mensaje? ¿Quieren transmitir algo?
Sí, la verdad es que sí. Todas las letras de estas canciones tienen su historia. Por ejemplo, una de ellas habla de la inmigración y otra de la corrupción que se titula ‘Lladres de vida’. Esta última se me ocurrió viendo las noticias. Y es que los corruptos nos roban algo más que el dinero, nos roban la vida.
¿Qué tienes en mente ahora mismo?
Sacar el quinto disco antes de que finalice 2015 en el que ya estoy trabajando aunque aún no sé ni cómo se llamará ni cuántas canciones tendrá. Ya tengo algunas compuestas, pero aún está muy verde el tema. Lo que sí te puedo decir es que será un disco muy roquero.
¿Qué te inspira a la hora de componer?
Me inspiran las historias cotidianas, la calle, la gente anónima, la ciudad… lo que pasa todos los días delante de nuestras narices en definitiva…
Eloy, nos conocimos hace 7 años cuando retomabas el mundo de la música. Entonces decías que era un hobby. ¿Sigue siéndolo?
Ahora es algo más que un hobby, es una parte esencial de mi vida. Es una pata que me aguanta, que me hace estar vivo, feliz, creativo, abierto, emotivo, sincero… me aporta mucho
¿Te gustaría poder vivir de tu música?
No puedo, es imposible vivir de la música. Hoy en día no se venden discos. Arrastrar gente a los conciertos es complicado y encontrar productores que te hagan un disco ni te cuento. La industria de la música es algo muy difícil y donde todo se paga muy mal.
Teniendo en cuenta este panorama que dibujas, ¿cuál es tu sueño pues?
Mi sueño ya se ha cumplido. Ver mis discos publicados, ver que cuando he hecho algún concierto en una sala mítica ha venido bastante gente… para mi esos son los verdaderos premios.
¿Cómo ves tu futuro?
Lo veo componiendo música, que es lo que más me gusta, grabando y también haciendo conciertos aunque la verdad es que estoy un poco quemado en este sentido. Organizar un concierto es algo muy complicado y muy costoso económicamente, sobre todo si los conciertos son fuera de la isla. Todo esto requiere un esfuerzo físico, económico y mental muy fuerte que al final hace que te quemes. Es muy estresante.
Por cómo hablas da la sensación de que el mundo de la música te ha decepcionado ¿Es así?
No me ha decepcionado porque no me esperaba nada y por lo tanto todo lo que me ha venido ha sido un premio, pero es verdad que no me esperaba que fuera tan duro y complicado. Viendo desde dentro como es este mundo, entiendo perfectamente a la gente que tira la toalla y que acaba decepcionada, sobre todo a la gente de las islas que intenta salir fuera. Es mucho más difícil y caro.
En este mundillo se te conoce como el banquero roquero… ¿Te gusta esta etiqueta?
Es una etiqueta que al principio me molestaba mucho y que ahora he asumido. Es parte de mí. No me disgusta porque al final, lo que me gusta, es ser distinto. Me gusta ser políticamente incorrecto algo que está muy ligado al rock.
En tu vida, ahora mismo ¿cuánto hay de banquero? ¿Qué es la banca para ti?
La banca es una forma de ganarse la vida. Un mundo en el que yo ya he hecho todo lo que podía hacer. Un mundo en el que he llegado mucho más lejos de lo que yo podía imaginar. La banca me lo ha dado todo pero en un plano muy material. Tengo que agradecerle muchas cosas. Sin embargo, a partir de ahí, mi futuro en la banca es tener una jubilación más o menos digna, poco más.
Echando la vista hacia atrás… ¿Qué te ha dado la banca y qué te ha dado la música?
La banca me ha dado posición, dinero, economía estable, estabilidad y, sobre todo, esa tranquilidad que todos buscamos y que lamentablemente es una cuestión puramente económica. La música me compensa la asepsia afectiva que tiene la banca. Me da emotividad, sensibilidad, vida, pasión, sentimientos...
¿Qué es lo mejor y lo peor de trabajar en el mundo de la banca?
En banca he vivido momentos maravillosos. En banca he sido un poco el ‘reflotador’ de situaciones complicadas. Siempre me ha gustado mucho motivar y hacer equipo y en banca lo he podido hacer. Y lo peor, sin duda alguna, lo que hemos vivido en los últimos 10 años. Es terrible, absolutamente terrible. Hay que dejar claro que la banca es un bien necesario en una economía de libre mercado y es un negocio tan digno como cualquier otro. Otra cosa son los actores que participan en ella. En banca hemos sufrido actores indeseables. Ha sido un caldo de cultivo de gente sin escrúpulos, sin miramientos y con una ambición infinita. Yo he sufrido trabajando en determinados momentos porque no creía en lo que hacíamos.
¿Y lo peor y lo mejor de la música?
Lo mejor es la vida que me da. Escuchar un disco tuyo o una canción en la radio es una de las mejores sensaciones que he tenido. Lo peor es la dificultad que tiene esta industria para tirar hacia adelante. Yo he podido hacer algo porque económicamente me lo he podido permitir. Pero admiro a los chavales que lo intentan porque es realmente imposible vivir de la música.
Tu pasión por la música empezó siendo muy niño. Sin embargo esta pasión quedó aparcada durante más de tres décadas hasta que hace unos años pasó algo que te hizo retomar un camino olvidado… ¿Qué ocurrió?
Pues como dice Bob Dylan en una canción “en la vida pasan señales y sólo algunos privilegiados son capaces de verlas”. Yo no sé si fui un privilegiado, pero lo que sí tuve fueron impactos emocionales tras dos episodios graves que me hicieron replantearme las cosas. El año en que yo cumplía 50 años murieron dos amigos míos de forma inesperada y eso, junto con mis 5 décadas a la espalda, hicieron que me preguntara qué estaba haciendo con mi vida. Y un día, paseando por la calle, vi una tienda de música en liquidación y en medio del escaparate había un bajo. Yo de joven tocaba el bajo y al verlo tuve como un instinto. Lo compré sin más y eso que llevaba 30 años sin tocar nada. Al llegar a casa me lo colgué y la sensación que tuve fue brutal y fue en ese momento cuando me di cuenta que necesitaba volver a la música. A partir de ahí me apunté a clases, de las clases surgió la posibilidad de tocar en un grupo y de repente me vi tocando en un grupo donde todos podían ser mis hijos.
¿Cómo fueron los inicios?
Pues fueron pura diversión. Tocábamos en garitos para divertirnos, haciendo versiones. Nos lo pasábamos genial. Pero pronto corrió la voz y el morbo de ver tocar rock al director general de un banco…
¿Cómo nació el primer disco?
Pues yo tenía una canción escrita hace 40 años, ‘Now i know’, que nunca vio la luz y la quise grabar para tenerla yo. Me presentaron a toni Noguera, grabamos en su estudio con varios músicos que participaron y al acabar todos me decían que aquello no podía quedarse ahí, que estaba muy bien y de repente me vi no sólo grabando esa canción sino componiendo más canciones para ese disco que titulé como mi primera canción. Y a la hora de lanzarlo me busqué un alter ego y fue ahí cuando nació Still Morris. Una vez en el mercado tuvo pocas pero muy buenas críticas y así me animé a hacer un segundo disco más trabajado. Nacía, dos años después, ‘Face to face’ en el que participaron músicos de un nivel brutal como Vicent Climent entre otros.
¿Still Morris ha puesto, en algún momento, en peligro tu trabajo?
Yo quiero pensar que nunca ha supuesto un peligro porque no hay razón para ello, pero lo cierto es que no todo el mundo lo ha entendido. Me doy cuenta que aún hay mucho perjuicios. Lo triste es ver cómo algunas mentes grises no entienden que cuando uno desarrolla lo que lleva en su interior es mejor en todo lo que hace. Yo me siento mejor banquero desde que estoy en la música que antes y esto, lamentablemente, no lo sabe ver todo el mundo.
¿Y qué dice el banco sobre Still Morris?
Nadie dice nada. Silencio absoluto. Nadie me ha hecho ni un solo comentario, ni para bien ni para mal. Y eso, a veces, me ha dolido un poco.
Y además de músico ahora eres escritor. Acabas de publicar ‘Cambio de ritmo’ en la editorial Plataforma Editorial...
Lo del libro ha sido algo increíble, estoy encantado. Me llamó la editorial y me propuso hacer un libro contando mi historia. Al principio me negué y les di largas pero el editor insistió y pactamos hacer una prueba de un capítulo. Lo escribí y me gustó mucho la experiencia. Así empezó ‘Cambio de Ritmo’. Una vez publicado las críticas han sido magníficas, es más la revista Forbes nos citó como uno de los mejores libros recomendados para el pasado mes de noviembre.
Y tras más de una hora de animada conversación, damos por finalizada la entrevista. Llega el momento de someterle a la sesión de fotos. Hace un día espectacular, así que optamos por salir a los espectaculares jardines del hotel Valparaíso que hoy tienen el guapo subido. Vamos allá...
