Desde el Ajuntament de Palma se asegura que este verano no habrá restricciones de agua en la capital balear, a diferencia de algunos pueblos de Mallorca o en la propia Eivissa, que ha entrado en situación de sequía extraordinaria. Pero esto tiene un precio, ya que la capital balear tiene que echar mano durante la época estival del agua desalada, lo que implica un mayor desembolso económico. Según ha podido saber mallorcadiario.com la intención es penalizar los consumos más altos.
De cualquier forma en Emaya no tienen previsto subir los recibos del agua para este año, porque la intención es revisar la progresividad de la tarifa y penalizar los consumos más altos, tal y como han asegurado este digital.
Cada verano la empresa municipal de aguas utiliza el suministro de los embalses y los pozos de S'Extremera para hacer frente a los picos de la demanda estival, pero este año se ha tenido que recurrir también al agua de la desaladora de la bahía de Palma. Es decir, el año se ha planificado con una combinación de los tres suministros, lo que implica una gasto mucho más notable.
Así como en el ejercicio de 2015 sólo hubo que comprar agua de la desaladora en el mes de noviembre, este 2016 la adquisición va a ser considerable. Cort paga a Abaqua (Agència Balear de l'Aigua i la Qualitat Ambiental) por el uso de la desaladora unos 3 millones de euros anuales (el cánon fijo de mantenimiento), que es prácticamente lo que pagó el pasado año. Pero en el presente ejercicio la factura subirá a los 5 millones.
Esto implica un mayor desembolso económico que Emaya asumirá revisando la progresividad de la tarifa y penalizando los consumos más altos. Una decisión que descarta por tanto, para el alivio de la mayoría de los ciudadanos, la subida general de los recibos.
Hay que señalar que el verano pasado el nivel de los embalses estaba al 80%, mientras que en la actualidad está al 45%. Hace 15 días se empezó a sacar agua de los embalses y de los pozos de S'Extremera.