La dañina huelga salvaje de los controladores aéreos españoles y que fue gestionada por el Gobierno español de aquella manera dejó atrapados en distintos lugares de nuestro país y de Latinoamérica a empresarios y ejecutivos turísticos que regresaban a España para pasar el largo puente con sus familiares. Al consejero delegado y responsable máximo del día a día de Sol Meliá la huelga le cogió en Madrid, a donde últimamente viaja casi todas las semanas. Pero al día siguiente, sin demora, se desplazo en coche hasta Valencia para posteriormente coger el barco que hace la ruta con Palma, a donde llegó en la mañana del domingo. El presidente de la cadena BQ, del grupo mallorquín Sidetours, Bernardo Quetglas, se tuvo que quedar un día más en Santo Domingo, donde permaneció varios días con motivo de la inauguración del chill out que han abierto en el BQ Santo Domingo, y que contó con la presencia de la flor y nata del turismo dominicano. Por su parte, el empresario y activo consultor Jaime Fluxá se salvó por los pelos después de tomar la decisión de salir pitando de El Prat, a donde había llegado procedente de París, para dirigirse al puerto y tomar el Balearia de las 12 de la noche, que llegó a las 7 de la mañana del sábado a la capital mallorquina. Su pariente Miguel Fluxá, presidente del Grupo Iberostar, se salvó por los pelos, ya que llegó a Tenerife procedente de América cuando los controladores de repente se pusieron enfermos de forma tan sorprendente como masiva, y en la isla canaria permanece en compañía de su familia. También por los pelos se libró Juan José Hidalgo, presidente de Globalia, que viajó a Santo Domingo en uno de sus aviones una hora antes de que los controladores iniciaran la huelga. Desde allí ha seguido el empresario salmantino todo el caos aéreo provocado en los aeropuertos españoles en compañía de unos amigos dedicados al sector inmobiliario y del juego. (Más información en preferente.com)





