Pere Ollers, presidente de ARCA

"En Cort cada uno va por su lado, todo el mundo echa balones fuera"

Pere Ollers es el presidente de ARCA (Associació per a la Revitalització dels Centres Antics ). La asociación nació en el año 1987 para, en sus propias palabras, “dar vida a la parte antigua y abandonada de Palma. El paso de los años ha hecho que el ámbito de actuación de nuestra entidad se amplíe abarcando toda la isla y manteniendo contactos con el resto de la Comunidad, el Estado y a nivel internacional”. El principal tema mediático que monopoliza la atención pública es la voluntad política de demoler el monolito de Sa Feixina. Pero en la conservación del patrimonio urge tratar otras cuestiones. De todo ello, Ollers ha hablado para mallorcadiario.com.

Corríjame si me equivoco. La Ley de Patrimonio dice que en caso de duda, hay que proteger. Con todos los informes técnicos sobre la mesa, ¿existe duda alguna sobre el valor patrimonial de Sa Feixina?

Yo creo que no. Con todos los argumentos jurídicos, técnicos y sociales no hay duda. Otra cosa es que se esgrima la Ley de Memoria Histórica, pero es que no se la han leído, porque lo que dice es que solo se pueden retirar elementos de exaltación de la dictadura o de la guerra. En Sa Feixina no hay exaltación ni del franquismo, ni de la guerra, ni de la dictadura.

Además en su momento el monolito ya fue reconvertido...

En efecto, así fue. En el 2010 la alcaldesa Aina Calvo (y la propia Nanda Ramón) retiraron lo poco que quedaba del franquismo y de la dictadura. Ahora nadie, ni los vecinos de la zona de Santa Catalin lo relaciona con ese pasado. En su origen era un monumento a las víctimas fallecidas en la guerra, de un bando, es cierto, pero víctimas. Ahora se habla mucho de víctimas de primera y víctimas de segunda. Los gobiernos de aquí están haciendo un flaco favor a esa memoria porque están construyendo una sociedad con víctimas de primera y de segunda.

Llegados a este punto, ¿plantea ARCA recurrir a los tribunales para frenar la demolición de Sa Feixina?

Trabajamos poniendo los argumentos sobre la mesa, los nuestros y los de una veintena de asociaciones. Si no se nos atiende tenemos todo el derecho, incluso diría que todo el deber, de acudir a la Justicia. Si en un estado de derecho los que nos gobiernan no cumplen la ley o no respetan los derechos, tenemos que recurrir a los tribunales.

En abril del año 2014, un sentencia del Tribunal Superior de Justicia de las Balears ordenaba la protección del edificio de Gesa en la fachada marítima de Palma. Fue el último paso de una larga lucha para mantenerlo en pie en la que se esgrimieron informes favorables para su conservación. ¿Qué ha pasado para que entonces valieran los informes y ahora no?

Lo que sucede es que los políticos han entrado en barrena y han olvidado lo que se hizo. Lo peor, es que se sienta un precedente horroroso, fatal, pésimo, para la protección del patrimonio. Y no solo eso, peor aún, para otros ámbitos como, por ejemplo, la conservación del medio ambiente. ¿Alguien se imagina que dejáramos de lado a los técnicos y aceptáramos que fueran los políticos quienes decidieran a su parecer qué espacio debe ser parque natural y qué espacio no? Así, los que se llaman el “gobierno de la gente”, cada cuatro años podrían pensar que tienen todo el derecho del mundo a decidir los espacios naturales, los bienes culturales... Esto demuestra una falta de espíritu democrático terrible. Además, se olvidan de que existen leyes. La mayoría de protecciones del patrimonio lo son en base a informes en los que no hay discrecionalidad de la Administración. La Ley de Patrimonio, y hablo de la balear, te dice que los que cumplan con unos determinados valores serán bien catalogado. Luego los técnicos valoran esos requisitos, cosa que puede ser opinable, por supuesto, pero siempre en el ámbito de la objetividad, nunca en base o al servicio de la subjetividad de grupos concretos. “Como gobiernan nuestros amigos consideramos que todo es legítimo”, se podría decir. Esto no es legítimo. Es una tergiversación del estado de derecho, es el mundo al revés.

¿Qué va a pasar con el edificio de Gesa? ¿Acabaremos viendo como se desmorona poco a poco?

Todo es posible...

Esperemos que no.

Claro que no. En el caso de Gesa no fuimos especialmente duros con su conservación. En el seno de ARCA hubo muchas discusiones y disparidad de opiniones al respecto. El Colegio de Arquitectos lo defendió como una pieza ejemplar del siglo XX del arquitecto Josep Ferragut... Bien, aquellos argumentos que pesaron entonces no han valido para nada en Sa Feixina ni para defender la memoria y el trabajo de un arquitecto mallorquín mucho menos conocido y valorado como es Francisco Roca Simó, muy apreciado en Argentina donde tienen obras de interés general consideradas monumento nacional. ¿Qué va a pasar con Gesa?

Eso le preguntaba...

Tal vez el Ayuntamiento en lugar de perder el tiempo y el dinero en otras cosas debería estudiar proyectos serios de racionalización de espacios municipales, cómo aprovecharlos. Hay que limpiar y poner orden en el edificio de Gesa. De momento, solo veo muchas palabras y ninguna actuación.

La casa de Can Alonso, en la barriada de Son Oliva es un precioso ejemplo de arquitectura racionalista que estuvo abandonada por años. Recuerdo que ARCA lo incluyó en un libro de edificios singulares de Palma. En el año 2010 se rehabilitó como casal de barrio, lo pintaron de blanco y se eliminaron muchos de sus elementos característicos. No soy arquitecto, pero me pareció una muy mala solución. ¿Qué les pasa a los políticos con el patrimonio arquitectónico? ¿Les escuchan?

Lo que pasa es que realmente hay muy poco interés por el patrimonio arquitectónico. Al final priman otros intereses, que se haga un casal y se tire para adelante. Igual sucede en las casas de Son Ametler, había un proyecto del que no se sabe nada y resulta que al final hemos desfigurado una de las posesiones más interesantes de Palma, y además de propiedad municipal. ¿Qué pasa en las torres de el Temple? Que esperamos no sabemos qué dinero, ni de dónde... Y así, suma y sigue. Las intervenciones que se hacen en esos edificios son muchas veces pésimas. No se dan esos proyectos ni se escucha a los especialistas en la materia. Hay muchos especialistas en restauración de patrimonio arquitectónico que tienen algo que decir además de ARCA, nosotros no somos los únicos, ni mucho menos. Los políticos se llenan la boca con palabras, con verborrea, pero en la práctica se hacen pocas cosas. No hay políticas de conservación de patrimonio. En el Consell de Mallorca hay algunos planes muy tímidos, en el Ayuntamiento de Palma poquísimos y en el Govern nada, porque piensan que eso del patrimonio no va con ellos y es cosa de los consells insulares.

Se cumple un año de la demolición de la casa de Manuel de Falla en Génova. Ustedes lo intentaron y fue imposible salvarla. Es solo un ejemplo más de aquello que perdemos. Proponen invertir el 1 por ciento del presupuesto cultural en la conservación del patrimonio arquitectónico. ¿Es una cuestión de dinero o de respeto?

En primer lugar de respeto, de conocimiento, de que haya una voluntad conservacionista. Tiene que haber interés en defender la historia y los bienes culturales. No siempre es una cuestión de dinero. Hay que colaborar con los propietarios. Nosotros siempre decimos que no todo el patrimonio puede estar en manos públicas, faltaría más, y es fácil apreciar como buena parte de ese patrimonio es privado en manos de particulares, la Iglesia... Se deberían poner en una agenda las prioridades, los planes y la colaboración con los particulares. ¿Por qué no dedicar una parte de la ecotasa al patrimonio, en qué se va el dinero? Se nos caen edificios y Cort no es capaz de ni de conservar la casa de Falla a pesar de los fondos europeos. ¿En qué se va el dinero? ¿Por qué no salvamos una casa que era una perita en dulce con una colaboración público-privada? Es un ejemplo de temas a los que no podemos llegar porque denunciamos y trabajamos y no sirve de nada.

Siempre hablamos de turismo alternativo y pocas veces del atractivo de nuestro patrimonio arquitectónico. ¿Cree que la conservación es también un valor añadido para el turismo?

Es un valor añadido y un valor que nos dignifica y no hace sentirnos orgullosos de nuestra ciudad.

Debemos cuidar la ciudad y los políticos como lideres sociales deben contribuir a ello. Si pasan del patrimonio, es normal que la ciudadanía en general tampoco lo perciba como un valor añadido. Una ciudad en la que se pone orden con la limpieza, con la venta en las calles, es una ciudad que sale ganando. El turista cambia su visión, entiende que es una ciudad que necesita unos días para visitar y no unas horas como los cruceristas. Si dejamos de lado el patrimonio tendremos turistas que van de heladería en heladería. En Cort cada área del va por su lado, y no se coordinan los trabajos de la ciudad.

Recuerdo haber visto un plano del proyecto urbanístico de Palma del arquitecto Gaspar Bennazar en el museo Can Marquès de Palma. Proponía que los terrenos en los que ahora se ubica el complejo hospitalario de Son Dureta fueran una gran zona verde que se uniera con el bosque del Castillo de Bellver. ¿Qué propone ARCA para la zona, qué se debería conservar o no y que sería apropiado para Palma?

Es cierto que se halla cerca del pulmón verde de la ciudad y lo que queremos es que la decisión que se adopte sea buena para todos. No creo que ahí haya un tema de patrimonio cultural muy importante. Aquí lo importante es gestionar bien los espacios públicos. Son Dureta ocupa un gran espacio que no debemos olvidar que pertenece a Sanidad y que se pagó con las cuotas a la Seguridad Social de los ciudadanos. No puede permitirse que se eche a perder. Hay que presentar un plan y empezar a ejecutar obras para darle una utilidad. Pero no olvidemos, como apuntaba, que está al lado del Castillo de Bellver.

¿Por qué esa consideración?

Porque el castillo necesita intervenciones urgentes, hay que cuidar más el bosque y debe actuarse en los barrios colindantes. El Terreno es un barrio que está dejado de la mano de Dios. Parece que ahora solo existe el proyecto estrella de s'Aigo Blava... Mientras se pone en marcha hay que hacer otros proyectos y ejecutarlos.

¿Qué elementos arquitectónicos o problemas urbanísticos han detectado en los que urge actuar en Palma?

Lo más importante es fijar la protección de Santa Catalina y Es Jonquet, dos barrios sometidos a presión que necesitan una intervención inmediata. Nos preocupa porque vemos que pasa el tiempo en esta legislatura y el Ayuntamiento no se pone las pilas. Ahora parece que sí... También es importante la revisión del catalogo de los bienes del municipio. Se ha incrementado pero debemos evaluar y aumentar algunas protecciones en barrios en los que no se actúa y en los que en el plazo de un año podemos perder edificios emblemáticos. Luego, lo lamentaremos. Y muy importante, conseguir la coordinación de las áreas municipales para que actúen de forma conjunta en el casco antiguo de Palma. No hay manera de gestionar bien el centro histórico de Palma, todo el mundo echa balones fuera. Otras ciudades gestionan sus cascos antiguos con una oficina única que colabora con pequeños empresarios, comerciantes, dinamizadores... Aquí en Palma, no lo conseguimos.

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