Me encuentro con Joan Melià en la cafetería del Parlament. Los corrillos de los políticos echan humo. Lo saludo, suena la señal que anuncia una votación, y sale a la carrera. Al cabo de un rato, con más calma, nos sentamos en el recibidor de la planta baja. No es la primera vez que le entrevisto y hemos coincidido en tertulias de radio y televisión. Se le ve más delgado, atlético, incluso. Josep Melia, diputado de El PI, es desde hace apenas un mes el presidente de la formación regionalista en Palma. Se ha marcado el objetivo de llevar a su partido al consistorio, de conseguir representación. Lo miro y le comento que “Palma es un Cristo, no va a ser fácil”. Sonríe, asiente y me contesta: “para eso estamos aquí, para las cosas difíciles”. Melià ha concedido parte de su tiempo a los lectores de mallorcadiario.com.
OBJETIVO : CORT
A usted le ha tocado Palma, un reto. ¿Cómo lo afronta?
¡Vaya si es un reto! Lo afronto con mucha responsabilidad, que es la única manera de hacer las cosas. Y con ganas. Somos un partido joven, que hemos conseguido alrededor de cien regidores y quince alcaldías en pueblos de Balears, que estamos en el Parlament y tenemos como uno de nuestros objetivos llegar a Cort. Ahora estamos en condiciones de recoger todo ese apoyo de las personas que se identifican con nuestras ideas.
¿Ha configurado ya su equipo más cercano?
Tenemos un grupo con el que llevamos trabajando tiempo. Piense que en las anteriores elecciones obtuvimos 6.500 votos en Palma, lo que para una partido nuevo y poco conocido en Ciutat no estuvo nada mal. No es lo que que queremos, no es suficiente, no nos engañemos, queremos llegar a Cort. Tenemos ciertos problemas en la estructura de Palma, como creo que les pasa a todos los partidos. En los pueblos es diferente, se vota a las personas, no tanto a los partidos.
Y en los pueblos se llega a pactos que en Palma serían impensables.
Claro, en los pueblos el factor humano es muy fuerte, y por eso se crean estructuras más reducidas con personas de prestigio en la localidad que levantan el proyecto. En Palma necesitas más recursos, más personas. Estemos en ello, en crecer y ampliar. Nuestro objetivo es entrar en Cort.
POLÍTICA DE PACTOS
Y dentro de ese objetivo, ¿se marca el horizonte de ser determinante para formar gobierno municipal, en desbancar a Podem de ese papel?
Nos presentamos con un programa y unas ideas para transformar la ciudad y en la medida que la aritmética electoral lo permita tendremos más peso y bienvenido sea así. Lo que no nos gustaría es que la ciudad continuara gobernada por Podem, ni que fuera decisivo. Podem es un partido polémico, sin proyecto, no está en sintonía con la mayoría de la sociedad, que tiene problemas con el turismo, con la actividad económica, con los empresarios... Ideológicamente estamos en las antípodas y no es lógico que Podem gobierne en ninguna parte.
¿Son primero Hila y ahora el alcalde Toni Noguera prisioneros de la ideología de Podem?
Bueno, la expresión “prisioneros de..”, no me gusta. En España, según la Constitución, rige un sistema de representación proporcional, y en estos sistemas lo normal son los pactos. Esto es obvio, pero oyes a tanta gente diciendo lo contrario que yo ya no sé qué Constitución han leído, ni dónde han estudiado. Hablar de prisioneros o no cuando se forman pactos es criminalizar esos pactos que forman parte del sistema de representación. No podemos hablar de cesiones o de vendidos... Debemos abandonar estos términos. En Cort hay un pacto que no me gusta, pero que es legítimo.
Los estudios demoscópicos tienden a plantear situaciones a medio y corto plazo de gobiernos de coalición frente a amplias mayorías, que parecen cada vez más lejanas.
Es que lo que era muy raro es que hubiera mayorías absolutas. Nosotros somos un partido centrista y por tanto tenemos capacidad para llegar a acuerdos con otras fuerzas.
¿Y dónde está la línea roja?
Por ejemplo, en el alquiler turístico. El “proyecto alcalde Toni Noguera” es prohibir el alquiler turístico en todas las viviendas plurifamiliares de Palma, él lo ha dicho. Ahí no estamos. ¿Debe regularse el alquiler turístico? Claro, pero no así. En el Passeig Marítim, en Cala Major, en el centro... ¿Cómo no se va a poder alquilar en plurifamiliares? ¿Ahora resulta que los pisos de primera línea del Passeig Marítim se van a utilizar para hacer política de vivienda? Se oyen cosas que uno piensa: “estos no tocan con los pies en el suelo”. Hay otros temas. Mire, en función de nuestras ideas estableceremos o no posibles alianzas.
REGULACIÓN Y PROHIBICIÓN
En enero se transfieren las competencias de Turismo al Consell de Mallorca. No quiero equiparar al Consell con el Ayuntamiento, si bien es cierto que Cort puede y debe hacer mucho en la materia. ¿Le preocupa la imagen de una ciudad antiturista proyectada por algunos colectivos cívicos que cuentan con el beneplácito de partidos políticos?
Sí, me preocupa, y mucho. Pensamos que Palma es un gran destino turístico que debemos mimar y proteger. Nadie quiere el turismo de borrachera y de jaleos, debemos eliminarlo. Entendemos que se debe, como he dicho, regular, que no prohibir, el alquiler turístico. Hay grandes fuentes de riqueza para el centro de la ciudad y para la recuperación del patrimonio como son los hoteles boutique. Cuando vemos que este equipo de gobierno combate estos hoteles que ofrecen muy pocas plazas porque son pequeños... ¿Por qué se demoniza a estos pequeños hoteles? Han sido un éxito total y todos debemos estar contentos. Este Ayuntamiento, sin embargo, no está contento cuando el turismo y las cosas van bien.
Usted apunta la palabra regulación. En Palma se hicieron encuestas sobre las terrazas y no gustó lo que salió, parece que derribar el monolito de Sa Feixina es un objetivo prioritario, como señala se quiere eliminar el alquiler turístico... ¿Nos hemos pasado de frenada?
La izquierda tiene una cierta tendencia a prohibir. Lo quieren prohibir todo y decirle a la gente lo que tiene que hacer. Moderadamente está bien, pero sí, se han pasado de frenada. Por ejemplo, las terrazas. El equipo de gobierno tiene una visión negativa de las terrazas, nosotros no. Claro que todo no pueden ser terrazas, pero las terrazas forman parte de un destino turístico de primer orden, a los propios ciudadanos les encantan, son maravillosas. Me preocupa la visión negativa que se tiene de todo. Otro ejemplo, Sa Feixina. Se debía proteger como dijo la Comisión Técnica de Patrimonio. Y además en la etapa de la alcaldesa Aina Calvo se contextualizó y se le quitó toda connotación franquista.
Y con el acuerdo de todo el mundo...
Así fue, no hay necesidad de derribarlo.
COMERCIO DE PROXIMIDAD
El PI se muestra muy sensible hacia el pequeño comercio. ¿Caben más grandes superficies en Palma?
Ya hay suficientes. El comercio de tracción es uno de los grandes responsables de la saturación viaria que padecemos y evidentemente queremos potenciar el comercio de proximidad al máximo, en Palma también. No se está haciendo lo que debería hacerse, se habla mucho de los comercios emblemáticos y vemos que van cayendo uno tras otro. Hay algo que no se está haciendo bien.
¿Y cómo se potencia el comercio de proximidad?
Si tuviéramos las calles de Palma vivas, limpias, con actividades musicales, con el mobiliario urbano en condiciones... Deberíamos establecer bonificaciones fiscales para que los comerciantes pudieran competir en este mundo en el que vivimos, en el que compiten con el comercio de tracción y con el comercio online, que es una dificultad añadida. Incluso creemos que desde el Ayuntamiento se deberían ofrecer plataformas digitales para que los comerciantes tuvieran presencia en este nuevo mundo que es Internet.
FESTA DE L'ESTENDARD
Es el primer año que coinciden la Festa de l'Estendard y la Diada de Mallorca, lo que ha disgustado a no pocos. Algunos palmesanos piensan que se les roba la fiesta de Ciutat mientras que en la Part Forana se oyen voces que creen que se “capitaliza” la diada. ¿Qué le parece?
(Sonríe) Yo creo que lo que no es negociable es el mantenimiento de la Festa de l'Estendard, que es tradicional y muy arraigada en Palma, eso no lo duda nadie. ¿Que se han de hacer pequeñas variaciones para dar cabida a los representantes del Consell y de otros ayuntamientos...? Sinceramente creo que es un tema en el que se debe encontrar un punto de equilibrio entre Cort y Consell que creo ya se ha encontrado.
¿Y lo entenderá la gente de la Part Forana?
Deben entender que Palma es la capital de Mallorca y de las Illes Balears. Aunque siempre ha existido una cierta tensión entre Ciutat y los pueblos, tampoco es para tanto.
EL FUTURO DE PALMA
¿Somos conscientes los palmesanos del crecimiento e importancia de nuestra ciudad, una de las diez más grandes del país?
Pues no lo sé. Lo que sí sé es que falta un proyecto atractivo de ciudad que la gente lo entienda, lo quiera y lo haga suyo. Deberíamos acordarnos de la Barcelona de Maragall, de un proyecto de modernización, de diseño, de vanguardia, con el que la gente se identificó. O pensemos en el caso de Bilbao, en la etapa de Iñaki Azkuna, que fue un gran alcalde. Había un espíritu compartido de cambio. Si lo hicieron ciudades como Bilbao o Barcelona, ¿por qué no va a poder hacerlo Palma? Deberíamos avanzar en esa dirección. Es complicado porque la sociedad cada vez es más diversa, pero es posible.
Imagine que El PI entra en el Ayuntamiento y tiene capacidad de decisión ejecutiva. En diez años, ¿qué le gustaría ver cumplido?
Hay proyectos de gran envergadura aún pendientes. Me gustaría ver la conexión por metro o tren del aeropuerto con Palma. También me gustaría ver la reforma del Passeig Marítim, que dejara de ser una barrera entre el puerto y la mar y la ciudad. En un horizonte medio largo, debe resolverse. Y me gustaría ver una ciudad más viva y equilibrada, darle mucha más importancia a la cultura. Las ciudades que son atractivas lo son en buena medida por la cultura. El edificio de Gesa, por poner un ejemplo, está desperdiciado, es una vergüenza para las instituciones responsables, tanto para el Ayuntamiento de Palma como para el Consell de Mallorca. Es un bien de interés general y se cae a pedazos, es un icono de la entrada de Palma. Tenemos responsables municipales que parece que están más por la revolución que por la gestión. Necesitamos una ciudad sin ruidos, limpia, alegre... Ya sé que eso no es revolucionario, pero así es como debe ser una ciudad.








