Ni la crisis, ni el paro, ni la vivienda ni siquiera la educación. En Maó andan estos días revolucionados por el anuncio de la alcaldesa del PP de celebrar una consulta popular para cambiar el topónimo de la ciudad. La idea es castellanizarlo introduciendo una ‘h’. Da igual que haya decenas de familias en el paro, algunas sin cobrar ya ninguna prestación social, da igual que el mercado de trabajo esté paralizado, da igual que no se vislumbre esperanza alguna de recuperación, aquí lo que importa es si decidimos Mahón, Maó o incluso Mahó. Una vez más los políticos han decidido distraer al personal con debates estériles y absurdos que solo llevan a la confrontación mientras los principales problemas que preocupan al ciudadano se quedan sin resolver. Lo más triste de todo es que los ciudadanos hayan vuelto a picar, otra vez.
