Solo recuerdo un cese más ignominioso que el sufrido por José Luis Oltra al frente del Mallorca por obra y gracia del trío calavera: Cerdá, Claassen y Terrasa y es el que sufre en estos momentos el entrenador del Atlético Baleares, Armando de la Morena.
Tomada la decisión, si es que Ingo Volkman ha inclinado hacia abajo su dedo pulgar desde la lejana Tailandia, no tenía ningún sentido que el cesado dirigiera un entrenamiento más, cabizbajo, abrumado y sometido a la humillación de saberse destituido ante sus hombres a quienes su compañero, Vallori, había acusado de falta de actitud en el partido contra el Llagostera el mismo domingo por la noche en el programa 4-4-2 de Tomeu Maura en Canal 4 Radio.
El taciturno técnico se ha visto obligado a pasar durante cuatro interminables jornadas el examen del resultado, es decir una valoración al margen de sus conocimientos, su dedicación y métodos de trabajo. Daba igual lo que sabía o desconocía. Si no ganamos te vas a la calle, pero hoy no........mañana. Un escenario imposible para trabajar con serenidad y un ambiente irrespirable para convencer a tus propios jugadores.
En poco tiempo el Atlético Baleares ha conocido a tres directores deportivos, cuatro entrenadores, varios de equipos de base, tres jefes de prensa y se ha dejado engañar por ignorantes de estos que te hablan al oído pero nunca dan la cara ni arriesgan otra cosa que el prestigio de los demás, ya no hablemos su dinero. Estómagos agradecidos dados al elogio fácil con tal de ser escuchados.
Hasta Maheta Molango sería dios al lado de esta tropa que ni siquiera ha tenido la decencia de evitar una situación excesivamente prolongada y claramente alevosa, por necesaria, aunque tardía, que haya sido la guillotina.
