Falta de educación

¡rin, rin! ¡rin, rin! Por fin tocó el timbre que indicaba el fin de las clases. Mientras caminaba hacia casa pensé en que aquella mañana no fue una cualquiera. Las horas se hicieron interminables. Sobre todo si tenemos en cuenta el enfado del profesor: “Son ustedes unos maleducados”, “Falta mucha educación en esta clase”. Ciertamente no le faltaba razón. Si no es por una cosa es por otra, siempre armamos follón y hasta nosotros mismos reconocemos que es imposible dar clase.

Pero ahora tendría toda la tarde por delante. Comí y me tumbé en el sofá a descansar antes de disponerme a coger la agenda y hacer los deberes para el día siguiente. ¿Alguien fue a ver el concierto de los “40 principales” este fin de semana? - preguntó el profe. Todos respondimos que no. Nadie sabía que había concierto. Son las Fiestas de Sant Sebastià – nos explicó. Todos le miramos con cara de asombro del mismo modo que si nos hubiera dicho que un OVNI estaba sobrevolando el espacio aéreo del instituto.

El profesor con su cara de incredulidad nos explicó que no nos preocupásemos y que trabajaríamos en clase las festividades de la ciudad para que conociésemos con mayor profundidad quién es Sant Sebastià, quien es “el Drac de na Coca” y por qué la gente sale a la calle a “fer foguerons”. Para empezar nos puso en la pizarra digital el programa de fiestas publicado por el Ayuntamiento de Palma. Hizo un repaso genérico por todas las páginas y se detuvo en unas que estaban escritas en árabe ya que Luisito, el empollón de la clase, ávido de conocimientos preguntó por qué estaba escrito en árabe si ésa no es lengua oficial en nuestra ciudad. El profesor contestó que no iba a decir nada porque “después se dice que en las aulas se adoctrina a los alumnos”.

“Pasemos a la versión escrita en castellano. Chicos ahora vamos a trabajar la ortografía de este texto. Hay que justificar el uso de los signos de puntuación, acentuación, y sintaxis”. Pensamos que el profe nos estaba engañando. Aquel texto no había por donde cogerlo. Luisito, volvió a preguntar: “Profe, este texto está muy mal escrito. Tiene muchas faltas. El que lo ha escrito ¿no tiene educación?” El profe no pudo contener la risa: “Luisito, me alegra que formule esta pregunta. En efecto, el que lo ha escrito no tiene educación porque no sabe escribir con corrección. Seguramente en el colegio no le debieron enseñar bien”. Jorge, el graciosillo de la clase añadió: “¡bah! Éste con nuestro profe estaría suspendido. Seguro que su jefe ya le ha despedido del trabajo.

Profe, ¿el que ha escrito en árabe tampoco tiene educación? –prosiguió Jorge. Ahí sí que el profe se explayó. Pues miren ustedes, tampoco. Ni una cosa ni la otra. Ustedes están aquí precisamente para no cometer ninguno de estos dos errores. Es una falta de educación escribir mal, máxime en un documento que publica una administración pública como es el Ayuntamiento de nuestra ciudad; y es una falta de educación organizar unas fiestas patronales de la ciudad pensando en unos pocos y no en la mayoría de los ciudadanos de Palma.

“Mi padre diría que si esto lo hubiesen hecho los del PP ya estaría puesto el grito en el cielo” –apuntó Luisito. Él siempre pone la guinda al pastel.

-Venga hijo, levántate. Son las cinco de la tarde y no has empezado a hacer los deberes para mañana. Por cierto, cuando acabes miraremos juntos el programa de fiestas de Sant Sebastià porque quiero que me digas si encuentras alguna falta de ortografía.

Mi cara era un poema. No fue un sueño.

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