Tremenda falta de inteligencia e inmensa cortedad de miras la que han demostrado tener Arsuaga y sus compinches de Hazteoir.org con el ya popular autocar transfóbico que al final se ha quedado en una cutre autocaravana con ínfulas de carroza del odio. Al querer atacar la transexualidad a través de los niños los integristas católicos han tocado hueso y han conseguido algo inaudito hasta ahora, unir a la mayoría de la población y de la opinión pública en defensa de la transexualidad.
Hasta ahora para mucha gente la transexualidad era algo que les producía resquemor y que relacionaban con la prostitución, la Veneno y Carmen de Mairena. Los señores de Hazteoir han conseguido que nos olvidemos de estereotipos y que veamos el lado más humano y más débil, que son los niños y niñas trans, niños con vulva y niñas con pene cuya lucha y coraje para salir adelante han quedado patentes por unos tarados armados de un autobús infame que finalmente ha hecho el rídiculo más espantoso. Incluso hasta el Arzobispo de Madrid ha declarado que hasta para él todo este teatro ha ido demasiado lejos.
Una vez que pase todo esto es momento de analizar la situación y es hora de pensar en como podemos hacer entre todos que la transexualidad sea vista como algo normal y no sólo en niños. Hay transexuales adultas y adultos que luchan cada día para ser aceptados tal como son. Son estudiantes, policías, prostitutas, jardineras, albañiles o profesores y no por no ser niños merecen menos respeto y aceptación. Su lucha es la lucha de todos, es la lucha por la igualdad y la tolerancia, por el respeto y la dignidad. No son travelos ni pervertidos, son personas en un cuerpo equivocado y es labor de todos hacer que su vida sea mejor y es que ellos son tan normales como cualquiera y es que la normalidad por suerte ya no la marcan los de siempre.
Gracias señores de Hazteoir porque gracias a vuestro error hoy somos más fuertes y mucho mejores.





