Había un pacto para la feria turística de Londres. Govern y hoteleros se habían comprometido a no hacer demasiado ruido con sus discrepancias sobre la ecotasa durante la Wolrd Travel Market. Ambas partes cumplieron. Es más, los hoteleros habían pedido al Govern que en sus comparecencias públicas no hiciera bandera del nuevo impuesto por las terribles consecuencias que esto podría tener en un mercado claramente al alza.
Todas las partes cumplieron aunque el vicepresidente económico del Govern, Biel Barceló, no pudo evitar hablar del asunto ante las preguntas de los touroperadores británicos que fueron a su encuentro. Es cierto que había un riesgo: que el Govern tuviera la tentación de sacar la bandera de la ecotasa como enseña de su política turística. Este riesgo se esquivó con habilidad. Enhorabuena a todos.
Pero la tregua finalizó en el momento en que tanto Govern como hoteleros pusieron los pies de nuevo en Mallorca. Unos y otros se azuzan de nuevo todo lo que pueden porque ahora los daños principales quizás sean menores. Hablamos de una polémica que se queda aquí, en casa. Han sacado los guantes de boxeo del armario y ambas partes se han dirigido sin duda al cuadrilátero de la ecotasa.
Los focos vuelven a apuntar al conflicto. Y les va bien a ambas partes. A los hoteleros para subrayar su rechazo y a los partidos del Pacte para alentar a sus bases de cara a una campaña electoral (la de las Elecciones Generales) en la que todos se juegan mucho. Si Més consigue representación en Madrid será no sólo un hecho histórico, sino que podrá decir que la gente secunda sus políticas incluida la turística.
Por cierto, acabada la tregua, finalizada la WTM, ha vuelto a desaparecer la corbata de Biel Barceló. Quizás la volvamos a ver en enero con motivo de FITUR, en Madrid.



