Un equipo de la BBC -supongo que también de otras cadenas internacionales- entró ayer en la zona privada de la casa de Muamar Gadafi en Trípoli. Con el morbo que ya nos podemos imaginar, abrieron los armarios y filmaron. En un reportaje de la cadena pública británica, en un plano excepcional, mostraron ayer una a una las etiquetas de la ropa que estaba colgada en las perchas de uno de los vestidores. ¿Cómo puedo explicarlo? Digamos que no había nada de Zara ni, menos aún, de Carrefour. Ustedes verán: el defensor de los desfavorecidos, el luchador contra el imperialismo, en realidad gustaba alocadamente de las grandes marcas, cosa que no parece ser que estuviera al alcance de su pueblo.
