Las mujeres y los hombres debemos seguir gritando fuerte NO a la violencia de género porque, a pesar de los esfuerzos y el consenso tan unánime que existe en todas las organizaciones políticas, sindicales y sociales contra esta lacra, la violencia sexista en su peor expresión sigue sumando víctimas que no nos hacen olvidar que mientras exista violencia contra las mujeres no vivimos en igualdad ni se puede alcanzar.
Desde mi punto de vista de sindicalista debemos exigir el cumplimiento efectivo y aplicación de la Ley para la igualdad efectiva entre mujeres y hombres en todo lo relacionado con el derecho al trabajo en igualdad de oportunidades. Debemos cambiar las palabras de buenas intenciones, se tenderá, se intentará, se procurará, se fomentará… por se podrá, se exigirá… en definitiva que se cumpla.
Como sindicalista y como persona, la crisis no debe ser una excusa para relegar la lucha a favor de la igualdad, debemos seguir incidiendo en los espacios de la negociación colectiva, los planes de igualdad, en la responsabilidad social de las empresas y no cesar en el empeño de seguir dando batalla por mejorar los derechos laborales, sociales y económicos de las mujeres víctimas de violencia de género, ampliando lo que recoge la ley.
Es necesario que los empresarios apliquen medidas dirigidas a erradicar el acoso sexual en el lugar de trabajo, se debe garantizar el desarrollo de los protocolos de acoso sexual y acoso por razón de sexo en todas las empresas.
No podemos consentir que la edad de agresores y víctimas siga descendiendo y que nuestro futuro se construya bajo patrones culturales muy enraizados en nuestra sociedad que tienen que ver con los roles masculinos y femeninos y contra los que tenemos que luchar para erradicar la violencia de género. El concepto de igualdad debe calar en la conciencia colectiva, en la educación, en los centros educativos y en el seno familiar.
