Eberhard Grosske, líder de Esquerra Unida, ha acusado al PP de haberse favorecido de la financiación irregular. El asunto llega al pleno del Ayuntamiento de Palma y se produce una trifulca considerable con el PP. Debe ser poco edificante de cara a los ciudadanos que los últimos plenos del Ayuntamiento de Palma acaben en guerrillas entre los partidos políticos. Cuando hay normalidad, los acuerdos de plenos ni siquiera se cumplen por parte del gobierno de Calvo, la que da ejemplo de democracia al resto de ciudadanos. Sin embargo, es curioso que Grosske hable de corrupción cuando él ocupa un cargo gracias precisamente a la corrupción. No he visto ningún amago por parte del concejal de Esquerra Unida de abandonar su cargo que logró gracias a unos votos supuestamente infectados de Unió Mallorquina. En lugar de actuar con humildad, Grosske opta por atacar al PP, un partido que ya tiene bastante con defenderse de todos los casos de corrupción que se han acumulado esta legislatura. Grosske tampoco puede decir que desconocía el asunto de los votos comprados por UM cuando el tema estalló en plena campaña electoral. En ese momento, Grosske, Calvo y los demás solo se preocuparon de tener asegurados los dos votos de los concejales de UM para acceder al gobierno del Ayuntamiento de Palma. Por lo tanto, sorprende un poco que ahora Grosske se presente como el ejemplo ético a seguir cuando él ocupa un cargo gracias también a esos votos contaminados.





