En general y en la vida misma no hay nadie imprescindible. Por desgracia, en la plantilla del Mallorca aún menos; conclusión extrapolable a todas las áreas del club. Me resulta sorprendente que alguien se postre ante el muro de las lamentaciones por el partido de sanción que les ha caído a Oriol y Damiá por las tarjetas que les mostraron el pasado sábado, como si fueran insustituibles.
Colocar a Company en la izquierda, adelantar a Yuste y poner a Kasim de central es lo más sencillo y si ante un Albacete descendido no basta con tal cera, mejor vamos pensando en otra cosa. Ya ha sucedido en jornadas precedentes y no se ha notado. ¡Ya nos gustaría que en este equipo se dejaran sentir tanto las ausencias como las presencias!. Lamentablemente no llaman la atención ni las primeras, ni las siguientes.
Comprendo que en la tesitura actual es primordial asegurar la permanencia cuanto antes, no obstante no creo que conservar la categoría dependa de Arana y Pereira. Por eso me extraña que Fernando Vázquez, quien va a seguir aquí la próxima temporada si nadie lo remedia, confíe en dos futbolistas que terminan contrato en lugar de azuzar a aquellos que lo tienen en vigor y con quienes tendrá que trabajar a partir del mes de julio.
Cuando menos reconozco que su criterio es tan novedoso como original. Podría entenderlo si estuviéramos hablando de Cristiano y Bale pero, insisto, para ganar al antepenúltimo, cuyo presupuesto es una cuarta parte del de la plantilla granate, se impone otra lógica distinta. Menos mal que a Maheta Molango todavía no le ha dado por abrir el confesionario y entrevistar individualmente a cada jugador a la espalda del técnico y hasta las dos de la madrugada, al más puro estilo Claassen.
Bueno, no le demos ideas.
