Frente a quienes consideran que el uso cotidiano de internet ha deteriorado la calidad de las relaciones socioafectivas y reduce el número de amistades importantes del individuo, están quienes defienden que la red facilita el conocer gente con quienes se comparten intereses y que, de ahí, pueden surgir una gran amistad.
El debate no es nuevo, aunque con el auge de las redes sociales se ha reavivado. ¿Nuestros amigos virtuales son en verdad amigos? Es evidente, que la mayoría no lo son. Incluso se dan casos de identidades falsas y vidas de ensueño inventadas. Tras la pantalla, cualquiera puede mentir con una elevada probabilidad de no ser detectado.
Este punto hay que tenerlo siempre presente, y más en el caso de menores de edad.
Pero internet, bien utilizado, también es una forma de hacer amigos tan válida como cualquier otra. Ya que debemos pasar muchas horas conectados por obligación, en los estudios o en casi todos los trabajos, y el tiempo que pasamos pendientes de la pantalla nos aísla de los demás aun cuando no lo pretendamos, ¿por qué no compensarlo con el uso lúdico que hacemos de internet en nuestro tiempo libre?
Existen muchos ejemplos de cómo es posible encontrar amigos en una red social o en un foro. A continuación veremos los casos en los que, sin internet, muchas amistades no se habrían formado nunca y cómo el uso racional puede ser beneficioso.
- Cuando tienes un hobby poco común y vives en una población pequeña.
Quien tenga una afición poco habitual o desee hablar de temas muy específicos sabrá lo complicado que resulta conocer a gente con quien compartir ese interés, hablar de los novedades del sector o intercambiar conocimientos.
Cuando eres nuevo y no conoces a nadie del mundillo aún, o si vives en una localidad poco poblada, la mejor forma de enterarte de dónde se realizan encuentros o jornadas temáticas suele ser en foros especializados. En ellos, además, es posible contactar con gente con las mismas inquietudes que, tal vez, no viven en la misma población pero sí lo suficientemente cerca como para poder quedar de vez en cuando.
Así han surgido varias asociaciones culturales.
- Cuando quedas con alguien con otra lengua nativa para mejorar ambos y surge la amistad.
Otro clásico, sobre todo cuando se estudia una lengua poco hablada y se contacta con un estudiante que ha venido a nuestro país a mejorar su dominio de nuestro idioma. Lo más normal es no limitarse sólo a la parte académica, sino enseñar al recién llegado los sitios interesantes de la ciudad: monumentos, restaurantes, tiendas de comida de su tierra natal si las hubiera, los locales de ocio más amenos, locos o tranquilos, según las preferencias de cada uno.
Al compartir tiempo de ocio y tener interés cada uno en la lengua y la cultura del otro, no es de extrañar que surja una amistad.
- Cuando te mudas solo a una nueva población, incluso a un nuevo país.
Es un ejemplo bastante obvio. Aunque sea al principio, siempre se agradece que alguien te enseñe lo más básico y, por qué no, poder quedar para compartir unas cañas o un café.








