Uno de los misterios insoldables que se repiten en momentos de crisis en España, es la preocupante obsesión por determinados productos de primera necesidad que se torna en acaparación. Si, hablamos del papel de váter.
No logro entender esta fijación por las 2 o 3 capas de celulosa. Lo viví durante la Peste y no daba crédito. En aquel momento, viví el Arresto en Mallorca y pensé que tal vez los balearicos, por sus condicionamientos o costumbres isleñas, era gente dada a mayor consumo de celulosa en momentos críticos.
Por los carros que ví saliendo de los súper cargados de manera surrealista con rollos de papel de váter, me preocupó más, que estas criaturas fueran proclives a la deshidratación en momentos de crisis, circunstancia que me negó la farmacéutica de Palmanova cuando me confirmó que el consumo de Fortasec era el normal, tirando a bajo. Un médico me aseguró que el mallorquín es valeroso y pulido, y que cagarse, lo que se dice cagarse de miedo, no es propio del isleño. Deduje que a falta de Kleenex (que sobraban en los lineales, por cierto) y por miedo a los mocos provocados por la plaga, se utilizase de forma masiva en vez del pañuelo.
¿Por qué entonces tanta obsesión por el papel WC cuando se habla de una catástrofe mundial?.
Hace pocos días volví a ver la misma reacción, pero esta vez en Madrid. Acaparación desmedida de papel higiénico. En esta ocasión, cuando toda la península se puso de acuerdo en una conspiración ibérica para poner en marcha a la vez, la lavadora, la estufita del baño y la aspiradora turbo y nos llevó a un Black Out peninsular total. De nuevo, en vez de pensar si el gobierno nos está tomando el pelo sin explicar nada durante 6 horas, los lineales del papel de váter se vaciaron. A las dos horas del apagón, el papel de váter se vendía a 60€ el rollo. El de 2 capas, porque el de 3, era inasumible hasta para Amancio Ortega.
Varios estudios científicos, entre los que destaca el más reciente del doctor Maurice Sphynters de la universidad de North Cumberland, dice que el proceso natural del alivio intestinal es más rápido a oscuras y las personas no son dadas a estar demasiado tiempo a estar sentadas por un temor inexplicable a las profundidades de la taza. Es decir, que en apagón y de apretón se lleva a cabo menos gasto del papel.
No se conocen recetas culinarias de supervivencia realizadas con papel higiénico, ni se aconseja su uso para liarse porros. También se ha sabido recientemente que el papel de váter enrollado a la cintura no funciona como faja reductora y emplearlo como serpentina de fin de año puede hacer daño, si te da en un ojo.
¿Hay un mercado negro del papel de váter? ¿Es posible pagar la dote de una doncella marroquí con rollos de papel de váter, en vez de camellos? ¿Si devuelves el rollo de cartón te pagan algo como antes por las botellas vacías? ¿Pasa lo mismo con el papel de cocina?.
El estraperlo o que sea la ofrenda ritual a San Bricio, al que se considera el patrono contra los dolores de vientre, es la única solución que se me ocurre para costumbre tan bizarra como la obsesión por el papel de water.
Por otro lado y en tiempos de crisis y guerra limpiarse el trasero, se ha solucionado hasta con las paginas del Libro Rojo de Mao, cuando no en una palangana directamente. Los que hemos hecho la mili, si valorábamos el preciado rollo, aunque fuese de Papel Elefante que valía 5 pesetas en el economato del cuartel y que se defendía con machete y dientes.
En la Taberna Garibaldi, de Pablo Iglesias no hay papel higiénico y la mierda exuda por las juntas de las baldosas y encima monta un crowfunding. El Innombrable lame con avidez el trasero a Izquierda Unida y traga, con el asunto de la cartuchería de las pistolas israelíes ful de la Guardia Civil, en vez de comprarlas empresas españolas de Eibar, de toda la vida.
En Venezuela y Cuba el papel toilette ni siquiera existe, y a lo mejor es que pretenden que nos vallamos acostumbrando a ello, y Tarzán emplea hojas secas de la selva.
Jorge Llopis, director de pecadosdelarte.com
