La historia y el don de la oportunidad

Entiendo a esas personas que luchan para localizar los cuerpos, o esqueletos de sus deudos que en la guerra civil, siempre la más atroz de las guerras pues es entre hermanos, entre amigos y vecinos. Me parece lícito que cada familia pretenda dignificar a sus muertos de la guerra civil y sacarlos de una fosa común o de una cuneta; pero saben, la historia es tozuda y no solo porque la escribiesen los vencedores, sabemos que hubo paseíllos y tiros de gracia por ambos bandos.

Durante la República, antes de la guerra los marxistas mataron a sacerdotes y frailes así como civiles; sirva el ejemplo del asesinato de José Calvo Sotelo tras ser amenazado de muerte por Santiago Casares Quiroga en el mismo hemiciclo en el que Gabriel Rufián exhibió unas balas que escandalizaron al premier Sánchez. Calvo Sotelo denunciaba más de 300 muertes de ciudadanos en manos republicanas, desde febrero del 36 en que el Frente Popular ganó las elecciones, era junio de 1936, un mes después estallaba la guerra civil. Les recomiendo encarecidamente que lean la intervención del señor Calvo Sotelo, que en ningún caso era un fascista pero que fue ejecutado por orden del gobierno de la República. Eso también es memoria histórica, como lo es la prisión en que se convirtió un buque de guerra Atlante que asesinaba a los sacerdotes de Menorca por orden de la República, pude oír el relato de quien fue Presidente del Parlament Joan Huguet y pone la piel de gallina.

Bien cierto es que en el lado llamado nacional se cometieron atrocidades, crímenes indecentes y completamente repulsivos, que la construcción del Valle de los Caídos fue un despropósito y no era sino una campo de trabajos forzados de presos republicanos. No voy a contraponer los crímenes de Paracuellos del Jarama, pues en esto no cabe compensación, cualquier crimen es horrendo, indecente e inmoral.

Saben, aquello acabó y nos debería avergonzar a todos que nuestros ancestros en lugar de dialogar se pegaran tiros. Todos pegaron tiros, los unos y los otros y es cierto que hubo represión por parte del Gobierno del General Franco. Nadie medianamente razonable puede negar que hubiera crímenes, que como cualquier asesinato es injustificable. También es cierto que se aprovechó la circunstancia para que los de uno y otro bando hiciesen ajustes de cuentas con vecinos por la linde de una finca, por un préstamo impagado o por relaciones extramatrimoniales. Se mezcló todo y de aquello salió un drama, como no podía ser de otra manera.

De todo aquello han pasado más de ochenta años y unos menos de la represión, quizás sería el momento de intentar dejar la historia a los historiadores y que los políticos no la intenten reescribir en falso. La generación de los políticos tardo franquistas y la generación de la izquierda que hizo la guerra (Lister, Pasionaria, Carrillo) cerró en firme ese triste episodio de la historia recientísima de España. Dejémoslo estar. Que se siga con las excavaciones en fosas comunes y se entierren a los muertos de la guerra con dignidad, aquello pasó y debemos aprender que no puede ni debe volver a ocurrir.

La mayoría de los que lucharon en la guerra no eligieron bando, el azar lo eligió por ellos y según la zona en la que les pilló el golpe de estado fueron republicanos o nacionales. No hubo elección en la mayoría de los casos. De acatar las órdenes del militar al mando dependía defender la república o apoyar el golpe, pero sobre todo dependía seguir un día más con vida.

Todo esto viene a cuento a raíz de una nueva norma para revisar y reescribir la historia y además, que eso si me parece una indecencia, dar una mano de laca a los etarras para que se investigue el GAL, habiendo aún más de 300 crímenes etarras por resolver. El GAL estuvo mal, en un estado de derecho no hay atajos en la persecución de delitos y los impuestos no se pueden gastar en asesinar a ciudadanos por muy criminales que puedan ser o que creamos que puedan ser pues el más vil de los delincuentes está amparado por la presunción de inocencia; si encima te equivocas de objetivo, como pasó con Segundo Marey y la fabada litoral, todo pasa a ser una tragicomedia absolutamente aberrante.

El GAL actuó bajo el mandato del PSOE, ahí está la imagen del famoso ingreso en prisión de Barrionuevo y Vera con Felipe Glez (con permiso de Umbral) quedándose fuera. Cuando leo a determinados líderes locales hablar de corrupción a sus adversarios políticos, ¿aceptarían esos dirigentes del PSOE que les llamasen asesinos por lo que paso con los GAL? Hay una sentencia firme ejecutada, recuerdan como reaccionaron cuando Pablo Iglesias (el marqués de Galapagar) echó cal viva sobre los escaños del Gobierno en el Congreso de los Diputados? ¿Qué hay más fascista que el crimen de Estado? De eso hace poco, viví esos episodios de los ochenta, que no todo fue la Movida, hubo mucho drama en esos años.

Y si todo ello lo sazonamos con el vigésimo quinto aniversario de unos de los crímenes más macabros que se recuerdan en este país, el de Miguel Ángel Blanco pues la indignidad de los gobernantes y miembros de la mayoría que apoyan al Gobierno estamos en la mayor de las infamias, que necesidad había de encabronar al personal haciendo coincidir ese aniversario con el bodrio de ley de blanqueamiento de etarras.

Yo no soy facha, soy un ciudadano que ejerce sus derechos, nunca he optado por opciones radicales y espero no hacerlo nunca pero me cansa, me agota, ver a miembros del Gobierno de este pequeño país tratar con tanto desprecio a sus adversarios, a la Presidente Armengol y al Senador don Cosme Bonet que son los que más hablan y por los que siento especial afición junto con el Almirante Hila, claro,, que habitualmente atribuyen al mayor partido de la oposición un origen franquista y corrupto, solo les haría dos preguntas, ¿están orgullosos de la amenaza de Casares Quiroga el 16 de junio de 1936 en sede parlamentaria y que se ejecutó unos días después? ¿Están orgullosos de que su partido, el PSOE gobernante a principios de los 80 cometiera crímenes de estado bajo las órdenes del Ministro de Interior don José Barrionuevo? Son respuestas de sí o no. Si es no, pasemos página y dejemos de incendiar el país que ya, desgraciadamente y pese no haber llegado la canícula, arde por sí mismo. Si es si, me lo callo pues me llevarían a los Tribunales.

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