Horrach, el Real Mallorca, o viceversa

Cada vez que el RCD MALLORCA consigue un buen resultado (de eso hace años), los jugadores se largan a otros equipos. Es comprensible que, de forma paulatina, quienes pueden optar por un fichaje en mejores condiciones (económicas y profesionales), quieran y puedan hacerlo. No me opongo a que sea así, aunque me gustaría, siempre lo he pensado, tener un equipo como los vascos, de cantera propia, mimados y apoyados por unos socios incondicionales y por una afición que, pocas veces, flaquea.

Al margen de esta quimera, me gustaría otra: que pudieran fichar a los mejores y que, jugar contra el Barça o contra el Real Madrid, supusiera un estadio volcado en masa, aquí en Mallorca, con los nuestros. Identificarse con un equipo deportivo propio es algo más que izar una bandera y cantar un himno. Quizás sea la suma de ambas cosas, pero más divertido.

Pero aquí, en las Islas, abanderados de un pasotismo patriótico que no nos sorprende porque lo llevamos en nuestras venas de isleños, cuando la cosa va bien, en vez de invertir para que vaya mejor, entonamos réquiems por las sucesivas despedidas y volvemos a fichar a otros, para que aprendan y nos abandonen de nuevo cuando triunfen.

El caso del FISCAL HORRACH no es exactamente el mismo, lo sé, pero se parece. Es comprensible que un profesional, que ha recibido una suculenta oferta, decida cambiar de aires. Ganará más y tendrá un trabajo más entretenido, lo sé por experiencia porque llevo 24 años de ejercicio de la abogacía y no lo cambiaría por nada.

Me quejo de que el sistema sea incapaz de aunar a profesionales dispuestos a abrir la caja de los truenos, y su posterior permanencia hasta el final de la tramitación de las causas.

CASTRO tiene derecho a un buen retiro (cuando le apetezca), y HORRACH tiene derecho a querer trabajar como abogado (cuando le apetezca también), pero nada puede evitar que yo tenga la misma sensación que tenía, cuando al RCD MALLORCA le iban bien las cosas (hace unos años), y se largaban sus jugadores a otros equipos.

Viene a mi cabeza aquella expresión: “així no podem anar mai”, que significa que tenemos que volver a comenzar, quizás desde cero, con nuevos fichajes, cruzar los dedos y esperar que el RCD MALLORCA regrese a Primera División y que, sigamos teniendo Jueces y Fiscales dispuestos, en algún momento de su trayectoria profesional, a hurgar en sitios delicados, durante el tiempo suficiente, para que se haga Justicia.

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