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La peluquería desvalijada en es secar de la Real
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La peluquería desvalijada en es secar de la Real

Indignación por las bandas adolescentes que campan en es Secar de la Real

Por Eduardo de la Fuente
martes 19 de diciembre de 2017, 08:00h

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Las críticas entre los vecinos hace meses que son la comidilla del barrio. En es Secar de la Real (Palma) están hartos de comportamientos incívicos en lo que siempre ha sido una barriada tranquila. Grupos de jóvenes motorizados campan a sus anchas en las calles y zonas públicas. Algunos los responsabilizan de robos y actos de vandalismo. Los vecinos denuncian el consumo de drogas a plena luz del día e incluso que algunos mantienen relaciones sexuales entre los arbustos. La gota que ha colmado el vaso de los vecinos ha sido el robo perpetrado hace unos días en una conocida peluquería de la calle principal, la Avinguda del Císter. Piden mayor vigilancia y que la Policía sea visible.

ROBO EN UNA PELUQUERÍA


El robo se produjo sobre las cuatro de la mañana del pasado miércoles. Según Jesús Machado, propietario de Oh! Palma, fueron cuatro jóvenes de entre 16 y 17 años que llegaron con dos motos. Jesús es un apreciado y reconocido empresario del barrio, estilista de profesión, que, después de años trabajando en la meca del cine de Los Ángeles, decidió establecerse en Mallorca. Le han desvalijado la peluquería y literalmente le han reventado la barrera: “me siento impotente, máquinas de corte, ordenador, planchas de pelo... Han sido estos niñatos”. Jesús ha manifestado a mallorcadiario.com que “todo el mundo los conoce, son los de siempre”. En cuanto a los daños y al material robado señala que “sólo el ordenador, que era un I-7 nuevo, ya es mucho dinero. Se han llevado los secadores y otros aparatos que son de gama alta fabricados en Estados Unidos. Si le añades el destrozo de la barrera... Uf, no sé, no puedo calcular las pérdidas, pero son unos cuantos miles de euros”.

Un vecino apunta que “casi todas las noches me acuesto tarde y salgo a fumar a la terraza, los podría haber pillado...”. I.G. apoya a Jesús al tiempo que le recomienda “paséate por el mercadillo de Son Bugadellas el sábado” para recuperar lo robado.


HACHÍS EN EL PARQUE INFANTIL


Y aunque no se puede relacionar a los autores del robo con los jóvenes de comportamiento incívico, los vecinos han llegado al límite. Grupos de adolescentes se reúnen en el parque del casal de Son Cànoves a plena luz del día. Llegan en sus scooters, haciendo ruido y consumen hachís ante las familias y los niños que juegan en el parque. Una vecina, L., relata que “vienen, se fuman los porros, meten ruido con las motos... Les hemos llegado a ver cuando se van con las chicas a 'hacer sus cosas' entre las plantas”. L. lamenta que “la Policía Local no aparece por aquí, de vez en cuando viene uno en moto y se va a tomar café o llama la atención a alguien que aparca en segunda fila”. Los vecinos han requerido la actuación de la Policía, pero “una vez vinieron con las sirenas en marcha en plan redada y cuando llegaron los chavales ya se habían largado con las motos”.



VIEJOS CONOCIDOS


A pesar de ser jóvenes, muchos de ellos son viejos conocidos de los vecinos. Algunos llegan de otras barriadas y pivotan entre el parque infantil de Son Cànaves y la plaza de la Iglesia de Establiments, a pesar de que las actuaciones policiales han hecho que cada vez vayan menos a esta última. Los vecinos de es Secar se quejan de carreras con los scooters a toda velocidad a altas horas de la noche a los que en ocasiones se suma un joven residente en el barrio: “sí, es uno que tiene un Peugeot tuneado de color lila y florecitas blancas, ése va carretera arriba, carretera abajo con el tubarro a tope y tiemblan los cristales de las casas, no hay sábado por la noche en la que no haga un par de pasadas”, asegura F.N. Constatamos que el coche está aparcado a unas calles de distancia.

J.V. regentaba un local de la zona que cerró ante su inminente jubilación. Apunta que “también hay chavales del barrio, me consta que algunos vecinos han llamado la atención a sus padres aunque la cosa no ha funcionado. Los chicos de aquí pueden ser ruidosos, pero los que vienen de otros barrios son los problemáticos”. Los vecinos creen que se trata de menores de ambientes marginales: “los oyes hablar y alucinas, no se cortan... Ellas tienen una boquita... Las he escuchado decir cosas que en la vida había oído”.

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