Jamás te he dicho “Te quiero”

Nunca le dije te quiero pero él siempre supo que le quería más que a mi vida. Por algún extraño motivo que seguramente tendrá relación con estas Islas en las que he nacido, y sin duda, la forma de ser de mi familia, nunca nos abrazábamos, ni nos dábamos besos a la llegada y a la partida, ni nos decíamos te quiero. Tan sólo miradas de connivencia que duraron toda la vida y que transmitían nuestro sentimiento más allá de los gestos y mucho más allá de cualquier palabra.

Le quería con locura, con esa locura de niña pequeña que aún perdura en mi madurez. Le recuerdo en su llaüt menorquín “JUMAFA” al que años después le añadimos el “LEX”, para dejarlo en “JUMAFALEX”, dedicatoria a sus tres hijas y a su única nieta hasta ese momento, y que ocupaba un largo espacio en la proa. Le recuerdo de pie gobernando la embarcación con la sabiduría que da la pasión por el mar, y aunque su profesión siempre fue la de pastelero, estoy segura de que de haber podido la hubiera cambiado para hacerse a la mar con un barco inmenso y recorrer el mundo que siempre intuyo y apenas pudo conocer.

Recuerdo esos bizcochos recién horneados con chocolate caliente, que me daba al salir del colegio, cuando entraba en el “obrador” antes de irme a estudiar. Le recuerdo pintando cuadros en su vejez, haciendo preciosos veleros detalle a detalle o, simplemente, sentado en su butaca en el comedor cuando nosotros llegábamos a casa los domingos, como regalo del cielo para él que siempre agradecía cuando nos marchábamos corriendo después de comer, como si ese día fuera el último que quedara por disfrutar del cielo y la tierra. Siempre decía “grasis per venir” y sonreía.

Jamás le dije que quiero porque en mi familia jamás expresamos sentimientos de forma ostentosa. Eso no es bueno ni malo, simplemente es así, una forma de ser como otra cualquiera. Pero me hubiera gustado, ahora que ya no está a mi lado, haber sido capaz de decírselo.

Y se que él al decírselo, como yo, hubiera sentido esa mezcla de inmenso amor y vergüenza porque también fue educado en ese minimalismo expresivo que nos caracteriza a algunos. También se sonrojaría si supiera que voy a hablar de él en un artículo, y seguramente me pediría que no lo hiciera, para permanecer en ese anonimato generoso que jamás necesito agradecimientos ni públicos ni privados porque le gustaba más entregar que recibir. Pero no quiero obedecerle hoy porque siento la necesidad de escribir lo que no que supe decirle nunca en voz alta: “T,estim papá”

Quien sabe…quizás mañana sea el día perfecto para regalar un sonoro “te quiero” en lugar de una colorida corbata.

Suscríbase aquí gratis a nuestro boletín diario. Síganos en X, Facebook, Instagram y TikTok.
Toda la actualidad de Mallorca en mallorcadiario.com.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más Noticias