Un joven mallorquín que este año estrena estudios en el Reino Unido se ha topado con una realidad inesperada. En el curso equivalente al segundo de ESO, la semana pasada, en el primer día de clase, tocaba hacer las presentaciones de profesores y compañeros. Hasta aquí, todo normal.
Le llegó el turno, pronunció su nombre y su procedencia. "Mallorca", dijo.
Lo que no esperaba es que al cabo de un rato, ya tenía apodo. Su cruz será este curso que nadie le llame por su nombre. Ya le han rebautizado como 'Magaluf'. Un sambenito que le desagrada y que no sabe si podrá arrinconar durante su estancia en Inglaterra.
Una prueba más de la "popularidad" de esta zona turística entre los ingleses y que este año ha estado más en que nunca en las conversaciones a todos los niveles.
