Acierta el Govern de Francina Armengol al derogar la polémica Ley de Símbolos aprobada en diciembre de 2013 con los únicos votos a favor del Partido Popular. Cumple así con los compromisos electorales adquiridos por PSIB y Més, y previsiblemente contará con los votos favorables de Podemos y de El Pi. Además se anuncia que el Partido Popular podría abstenerse, lo cual significaría que asumen que impulsar aquella norma fue un error que han pagado con creces. Su abstención es una forma de pedir disculpas en términos políticos y tal cosa constituye un acierto, del mismo modo que la aprobación de la Ley supuso un grave error.
La movilización protagonizada por el mundo educativo en la pasada legislatura contra el Decreto de Trilingüismo (TIL) fue algo determinante que contribuyó al desgaste del Ejecutivo presidido por José Ramón Bauzá. La consellera Joana Maria Camps nunca estuvo a la altura del cargo que le fue confiado en sustitución de Rafel Bosch y la respuesta del Govern a la protesta ejercida desde los centros docentes colgando lazos con los colores de la señera, fue interpretada como un tic autoritario para frenar las protestas y poner coto a la liberta de expresión con amenazas hacia los directores de los centros.
El diputado Nel Martí de Més per Menorca platea que el PP debiera disculparse por haber aprobado la Ley de Símbolos, aunque esta petición parece fuera de lugar. No es algo que suceda a menudo que un partido político que ha tomado decisiones en el Govern, pida perdón por ellas cuando pasa a la oposición. Pero si su voto es de abstención, la petición de perdón estará siendo tácita, lo que es más que suficiente para una ciudadanía bastante harta de la arrogancia con que algunos se conducen en política.





