Una vez que ya hemos visto quién es el único que gana con el Mallorca y el At.Baleares en Segunda B y no es ninguno de ambos clubs ni sus aficiones, despejemos otras incógnitas.
Tres jornadas son muy poco tiempo para sacar conclusiones sobre el valor de las dos plantillas. Emitir ahora opiniones implica un pronóstico tan aventurado como sacar pecho por sumar siete puntos con solo dos goles a favor tras haberse enfrentado a rivales destinados a la cola de la clasificación, como sentirse eufóricos por arrancar un punto en casa por aquello de tener que pugnar con un futbolista menos. La única diferencia entre el anfitrión y su visitante, presupuestos y masa social aparte, es que el primero tuvo cincuenta minutos para mostrar alguna de sus virtudes, mientras que el segundo gozó de noventa y cinco para hacer exactamente lo mismo; es decir, nada.
Cualquier equipo se construye desde atrás hacia adelante, algo que no se manifiesta trabajado hasta la fecha. Vicente Moreno ha incorporado un portero a su plantilla, si, y hasta podría tener un defensa central como segunda vértebra de una columna aún inexistente. Sin embargo carece de las otras dos, porque no tiene referencia alguna en el centro del campo y mucho menos un delantero centro apto. Quien le firmó a Abdón un contrato de cuatro años debió caer horas antes en una olla de pócima como las que prepara el mago Asterix para el gigante Obelix, aunque no es la única incoherencia en la nuevamente pésima planificación surgida de Son Moix.
No obstante todavía conviene aguardar algunas semanas, no porque uno tenga demasiada fe en que algo cambie, sino más bien con la esperanza de que no empeore. En una acera y en la otra, la casa sigue sin barrer.
