De repente el crash y el crack. Ya nada será como antes. La tragedia emerge de forma abrupta entre nosotros, conmoviéndonos y removiéndonos. La proximidad y el paisanaje cercano elevan el impacto emocional del terrible suceso. Cuanto más cerca la desgracia, más alarma se genera entre nosotros. La naturaleza dicta su tiránico poder, empequeñeciéndonos y mostrando nuestra vulnerabilidad e indefensión. Vana megalomanía en la que estamos con frecuencia instalados. La muerte una vez más dándonos una nueva lección de vida. Esta vez ha sido el agua sin freno ni limites quien lo ha arrasado todo. Agua que no sacia sino que ahoga y destruye. Agua que no siente, que enloquecida busca una salida y a quien no le importa quién le acompaña en su huida a cualquier parte. El aluvión de imágenes satura nuestra retina y pone a trabajar a destajo nuestro cableado cerebral. Ante el tsunami químico cerebral cuesta razonar. Muchos interrogantes que no se pueden responder ahora. El azar ha vuelto a lanzar los dados y nos podía haber tocado a nosotros. Oímos los testimonios de muchas personas que todavía están en fase de shock y que despiertan una profunda compasión, que una vez más nos rehumaniza. Nos duele el alma, pero aunque este rota, la vida sigue. Ahora toca, sufrir llorar, rezar, reconfortar, estimar, solidarizarnos y apoyar.
Quiero dar las gracias a muchas personas que han estado ahí, desde el primer momento, actuando a tope, sin desmayo y con una auténtica vocación de servicio. Me siento orgulloso como ciudadano mallorquín y como ser humano de la excelencia humana y profesional y de la gran capacidad y compromiso empático de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, del ejército, de todos los voluntarios, de los profesionales del 061, del centro de Salud de Manacor y centros de salud de los pueblos afectados, de los profesionales del Hospital de Manacor, de los psicólogos expertos en el manejo terapéutico en las grandes catástrofes, del Servicio de Emergencias ….. , que han estado cumpliendo con su deber. La tarea no ha acabado. Pero nunca nos fallan. Siempre están ahí.
No me puedo olvidar de la ayuda de los Ayuntamientos vecinos, de la oferta de Rafael Nadal y de los ciudadanos anónimos que han estado y están ahí.
Por cierto ahora es el momento, de que una vieja e imprescindible demanda de la población, de los profesionales del centro de Salut de Manacor, del Hospital de Manacor y del Sindicato Médico Balear (lo llevamos pidiendo más de 10 años), como es la puesta en marcha del SUAP (servicio de Urgencia de Atención Primaria) para atender a más de 40.000 habitantes, en horario tarde y noche. La pelota está en el tejado del Ayuntamiento, para que ceda el solar y del Ib Salut.
Nos habéis dado una gran lección. Nuestra memoria y nuestro agradecimiento para todos.
Mi más sentido pésame a las familias de los fallecidos. Ahora hay que cuidar a los familiares en la recuperación psicológica tras pérdidas sufridas.
Espero que las Administraciones estén a la altura.
Recuerden ahora más que nunca, en derrota transitoria pero nunca en doma.





