No puedo dejar pasar la ocasión de opinar sobre la incalificable entrevista dada por la candidata del PSOE a las elecciones europeas, Elena Valenciano, aunque admito que continúo con los ojos como platos.
La verdad es que desconozco si esas declaraciones fueron para acercarse al pueblo llano o si realmente describía experiencias vitales reales. Me lo guardo para preguntárselo si alguna vez me la encuentro –os mantendré informados-.
Elena Valenciano dijo que no era creyente, pues siendo cierto que tuvo una época “mística”, la abandonó a la tierna edad de 13 años para transitar desde la doctrina de Jesucristo hacia las ideas revolucionarias del Che Guevara y, para rematar, hacia Felipe González. Eso sí, matizó que para ella esas 3 figuras eran un poco lo mismo, claro que imagino que se refería a aquel bisoño Felipe González joven que lucía melena, no al actual, algo entrado en carnes y aburrido en Consejos de Administración.
Pese a que soy un firme defensor de la empatía como herramienta para entender a las demás personas, admito que la profundidad reflexiva de la Sra. Valenciano me ha desarmado por completo, porque comparar sin matices esas tres personalidades hace que el gotelé parezca esfumado.
Hay un libro que me parece extraordinario y que no puedo dejar de recomendar pues en mi opinión define espléndidamente el estado actual de la política. El libro se llama “Cleptopía” y está escrito por Matt Taibbi, ácido y certero columnista de la revista “Rolling Stone”.
El libro explica cómo la política se ha convertido en un puro espectáculo en el que los electores somos simples consumidores, que disfrutamos más con las derrotas del partido que odiamos que con las victorias del que preferimos. En esta democracia, nosotros consumimos el producto que nos venden los políticos y votamos por un partido u otro, sin caer en la cuenta de que al final los aspectos concretos de nuestro día a día continúan invariables gobierne quien gobierne.
Por cierto, Elena Valenciano se definió como “la chica de ayer” en la entrevista de marras. Eso, lamentablemente para Valenciano, es lo que me temo que será el día después de las elecciones europeas, así que le doy la razón
