Cuando se habla de conciliación familiar y laboral normalmente se habla de políticas públicas concebidas como políticas de mujer. Pero esas políticas no deben ser ‘solo’ políticas de mujer, porque esta no debe ser la única beneficiaria, sino que debe serlo la unidad familiar.
La familia es una unidad, por lo que esas políticas de conciliación deben ir más allá de los derechos de la mujer e incorporar al debate los derechos de todos los miembros de la familia con la misma intensidad. De lo contrario, estaremos hablando de políticas de mercado de trabajo o de políticas de igualdad de trato, pero no de políticas de familia. La principal aportación de las políticas de conciliación y, en este caso, de familia, al debate social es la defensa de los derechos de todos y cada uno de los miembros de la familia con igual intensidad.
Los hijos precisan la seguridad, unidad y protección que se atribuye a los padres varones, en el marco de una relación estable. Esta afirmación no pretende minusvalorar la presencia insustituible de la madre, pero subraya la no menos importante misión paterna. Si no se satisfacen esas necesidades básicas durante los tres primeros años de vida, el desarrollo cognitivo, emocional y social del hijo quedará afectado. La excesiva preponderancia del hombre en el contexto laboral no justifica su ausencia como padre en el contexto familiar. No puede haber padres deslocalizados.
Aunque se pretenden introducir muchos cambios de roles en la vida familiar, la presencia del padre y la madre continuará siendo una constante para el bien de los hijos.
La conciliación laboral y familiar es uno de los ejes fundamentales en la sociedad actual. Las políticas deben ir acorde a las necesidades que existen en nuestra sociedad; por tanto, es muy importante que se regulen medidas facilitadoras en materia de conciliación laboral y familiar en las normas jurídicas y en el marco de la negociación colectiva, así como que se impulsen políticas de concienciación sobre la falta de reemplazo generacional de la sociedad balear.
Desde incentivar y promover entre las empresas horarios flexibles acordes a las necesidades de los trabajadores con hijos pequeños o que están al cuidado de personas mayores, o crear guarderías en las empresas o en zonas industriales para optimizar los desplazamientos en familia, e incrementar la financiación pública de las redes de guarderías públicas y de iniciativa social, y de los centros de día, sin olvidar la formación específica para las madres y padres que decidan dedicarse al cuidado de los hijos durante su ausencia del mercado laboral para facilitar la reincorporación e introducir criterios de puntuación positiva a las empresas que acrediten políticas familiares y de conciliación debidamente certificadas
Ante estos desafíos, prestar apoyo a las familias es más importante que nunca, ya sea para la persona joven que busca un empleo y está viviendo con sus padres, como para los abuelos que dependen de sus hijos en materia de vivienda y atención, y para los muchos miembros de las familias numerosas y monoparentales que asumen la responsabilidad de cuidar a los niños.