Los últimos acontecimientos judiciales confirman lo que me temía. La Fiscalía ha entrado de lleno en campaña electoral en un intento desesperado para que el PP no gane las elecciones de mayo. A partir de ahora, encargar informes jurídicos y tomar decisiones conforme dice la ley no servirá de nada y en función de los fiscales un político puede acabar imputado y vivir varios años con la cruz judicial encima, con riesgo a que le insulten por la calle. Qué le pregunten a Francesc Fiol, que impulsó el proyecto de la Opera con todas las bendiciones legales y los mismos que le dieron el ok son los que ahora cuestionan su decisión. Hemos entrado en una espiral peligrosísima para el futuro de estas Islas. Calatrava se reúne con Matas en Roma, el president le propone al arquitecto valenciano proyectar una reforma del Paseo Marítimo, con Ópera incluida, y todo acaba en los tribunales. La Fiscalía interpreta, y es mucho interpretar, que Matas solo utilizó a Calatrava con fines electorales ya que el ex president nunca tuvo intención de hacer la Ópera. Es una interpretación bastante absurda, pero pronto tendrán a Matas en Palma, en los juzgados, haciéndose fotos con el Primo, y todo esto a escasas semanas de las elecciones, lo que le vendrá muy bien al inoperante Antich para intentar evitar que el PP tenga mayoría absoluta. En las últimas horas el tema parece haber dado un vuelco de 180 grados porque la Fiscalía ha descubierto que Matas, además de pedir informes a sus propios juristas, encargó un estudio jurídico a otra empresa por algo más de 11.000 euros. Qué gran escándalo. Si la Fiscalía empieza a mirar en las consellerías cuántos informes jurídicos se encargan a empresas externas, no quedará nadie en el Govern. Todos deberán pasar por los juzgados. Espero que el tiempo ponga un poco de sensatez a esta espiral de locura colectiva, que tanto daño está haciendo para el futuro de Baleares, aunque con el tiempo he aprendido que los fiscales no son, ni mucho menos, infalibles.





