La campaña electoral ha llegado su fin y con ella las promesas con las que nos han estado bombardeando a lo largo de semanas, por no decir meses, pero esta es la hora de la verdad, la de olvidarse de demagogias y gestionar por y para mejorar la asistencia sanitaria. ¿Qué va a pasar en la sanidad balear? Si nos miramos en el espejo de Cataluña la situación no pinta nada bien. Allí también hubo unas elecciones en las que ningún candidato dejó entrever absolutamente nada sobre el futuro de la red sanitaria pública y unas semanas después se desató el caos. Las peores previsiones se han cumplido y en estos momentos el Servicio de Salud catalán se enfrenta a uno de los mayores conflictos de su historia. Y lo hace porque no hay dinero. En Baleares se han prometido mejoras, aumentos presupuestarios, mayor calidad, citas con el médico en 48 horas… Pero yo sigo preguntándome si se está en disposición de llevarlo a cabo; es más, hoy, cuatro años después, la puesta en marcha de la Facultad de Medicina, ha salido a nuevamente a relucir, eso sí, de forma tímida y entre otras promesas más mediáticas, y cambiando la palabra facultad por la de grado, pero ahí está, aunque todos son conscientes de la enorme dificultad que entraña la implantación de estos estudios, por el elevado coste que suponen, con una UIB mermada de recursos y un Govern completamente endeudado y con dificultades para hacer frente a los pagos más acuciantes. Muchos políticos piensan que en campaña, como en la guerra y en el amor, “todo vale”, pero no es cierto, porque las palabras no se las lleva el viento sino que se quedan aquí y los ciudadanos no olvidan. Y si nosotros asumimos nuestra responsabilidad y votamos, los que nos van a representar deberían hacer lo mismo y cumplir lo prometido.
