Como dijo el sabio mallorquín Ramón Llull: “Como es más lo que ignoras que lo que sabes, no hables mucho”.
Sabio refrán que desconoce el tarambana de Quim Torra, líder intelectual de los terroristas catalanes, que miente más que habla.
Según Robert Proctor, investigador, profesor estadounidense de Historia de la ciencia y de la tecnología en la Universidad de Stanford: “La ignorancia es poder… y la agnotología es la creación deliberada de ignorancia”.
La agnotología es el estudio y realización de actos deliberados para sembrar la confusión y el engaño entre la población, normalmente para vender un producto o ganar un favor y es el sistema que emplean los independentistas catalanes para lograr sus objetivos.
Robert Proctor ha investigado cómo la ignorancia se genera activamente en la sociedad por medio de políticas manipuladoras que difunden deliberadamente la ignorancia entre la población para tenerla controlada. La elaboración de la ignorancia (que la sociedad viva en la ignorancia) se realiza por medio de la retórica de la desinformación y haciendo que el debate gire no en torno a unos datos ciertos y reales, sino en torno a propuestas para cambiar esos datos y la realidad. y en el caso del debate político en Cataluña es a lo que recurren los independentistas.
Las “armas de distracción masiva de los independistas catalanes”, parafraseando a Aznar, persiguen dos cosas:
Negar los propios hechos y
Negar la credibilidad de las fuentes, por muy solventes que sean.
La producción intencionada de ignorancia se realiza por los políticos independentistas y los publicistas subvencionados, ayudados por los medios de comunicación y periodistas afines, bien conocidos, comprados o voluntarios, con lo que se logran los resultados apetecidos, produciendo la llamada posverdad, que es un neologismo que describe la distorsión deliberada de una realidad, con el fin de crear y modelar la opinión pública e influir en las actitudes sociales, en la que los hechos objetivos tienen menos influencia que las apelaciones a las emociones y a las creencias personales.
En Cataluña, los independentistas, desde la derecha de toda la vida, los ex.CIU, hasta los antisistemas de la CUP, emplean la ignorancia del pueblo para sembrar confusión y vivir a cuerpo de rey y sin pegar palo al agua, a cuenta del engaño.
En Cataluña se lleva alimentando el nacionalismo desde tiempo inmemorial, por la irresponsabilidad e incompetencia de una clase política catalana, dirigida ahora por Torra (inimputable mental, biológico y psicológico, lo que le inhabilita también para ocupar el cargo que ocupa), que sólo mira el corto plazo y el interés propio y de partido, sin ningún sentido de estado.
Ahora el tumor, avivado por Torra, líder intelectual y alentador de los terroristas de los CDR, amenaza con producir una metástasis y entonces la solución va a ser dolorosa y traumática pero necesaria.
La autonomía catalana debería estar ya desde hace al menos dos años suspendida sin plazo, sin fecha y las competencias, como mínimo, en educación, medios audiovisuales públicos, fuerzas y cuerpos de seguridad restituidas al Estado. Suprimidas las abundantes subvenciones públicas que riegan tan generosamente a asociaciones y demás colectivos, incluida la prensa, independentistas. Y procesado todo el aparato del golpe de estado, que sigue como si nada hubiera pasado. Si no tenemos el valor de afrontar y extirpar este cáncer, todos saldremos perdiendo.