Categorías: OPINIÓN

Hay que educar a los usuarios de Atención Primaria

He estado leyendo estos días con atención los planes que maneja el Servicio Balear de Salud sobre la Atención Primaria y en ningún caso se habla de la necesaria educación de los pacientes a la hora de utilizar estos recursos y del mal concepto que tienen de lo que es un médico de familia. Como usuario de un centro de salud he sido testigo de numerosos hechos, pero el último vivido recientemente me demuestra que a los primeros que hay que enseñar es a nosotros, a los enfermos que acudimos a la consulta del médico. Resulta que he tenido que visitar a mi médico de cabecera por un asunto más bien burocrático, pero que nadie, salvo él, podía resolver, algo incomprensible pero de lo que hablaré otro día, porque ahora quiero centrarme en lo sucedido. Como es habitual, llegué al centro unos minutos antes de la hora a la que me habían citado y me encontré con numerosas personas esperando, por lo que les pregunté si el médico había llegado. La respuesta fue clara, el facultativo estaba pero, a continuación, me aseguraron que iba con mucho retraso, hasta 45 minutos para ser exactos. Me senté y me dispuse a pasar el tiempo. Los más jóvenes jugaban con sus móviles para no aburrirse, mientras otros empezaban a enfadarse. La cosa fue a más, las protestas arreciaban por tener que esperar y subían de tono cuando comprobaban todavía no les tocaba entrar. “No sé si lo hacen aposta porque quieren protestar por algo, pero aquí, como siempre, los perjudicados somos nosotros”, decía un señor mayor, mientras que otro le contestaba que “no había derecho”. Una señora argumentaba que el médico no hacía nada más que “perder el tiempo con los pacientes”, porque tardaban “mucho tiempo en salir”. Y así hasta que uno dijo: “En una hora sólo han pasado 7 u 8 personas y eso no se puede consentir”. Es decir, el médico dedicaba unos 7 minutos a cada enfermo y eso provocó un enfado monumental entre los que esperaban fuera, porque consideraban que era excesivo y no había derecho a que tardase tanto. Este episodio, absolutamente real, me ha hecho meditar sobre qué es lo que queremos que sea la medicina familia, porque si en menos de 7 minutos un médico, que no tiene ninguna ayuda en la consulta, tiene que explorar, diagnosticar, prescribir (si el sistema informático no falla) y no equivocarse, es que estamos pidiendo lo imposible. Y es que, a 3 minutos por enfermo, que es lo que muchos pretenden, es completamente imposible hacer un buen diagnóstico, así que, antes de pensar en medidas de alto nivel, lo mejor sería que alguien se dedicase a educar a los pacientes y a hacerles ver que en este tiempo apenas si da tiempo a sentarse, consultar la historia y levantarse. ¿Es eso lo que queremos? Pues después que nadie se queje.

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