Llevo varios día recibiendo emails de empresas de publicidad, advirtiéndome que, si no acepto su política se Protección de datos tendrán que darme de baja de sus servicios.
Esas mismas empresas que había intentando quitarme de encima anulando su suscripción y que nunca he sabido cómo pude estar inscrita.
Correo basura masivo, que intentaba venderme incesantemente sus productos y empresas de las que intentaba darme de baja sin resultados satisfactorios por mi parte.
Y por fin , llega el 25 de mayo y la nueva ley de protección de datos entra en vigor.
Dicen que defiende al usuario y penaliza a las empresas. Vamos a verlo porque yo, para estas cosas soy de las de “ver para creer”.
Que vayan nuestros políticos y nuestras leyes a salvaguardar nuestros derechos, será algo para ver, aunque no pierdo la fe de que así sea, ya que es un derecho de todos los ciudadanos adquirido siglos tras siglos.
Y hablo del derecho a la intimidad, a no sentirnos expuestos a cualquiera, a que nos dejen vivir tranquilos sin intoxicarnos cada día con publicidad y marketing viral, que hace que nuestro disfrute del tiempo cada vez sea menor.
Sufrimos de un exceso de información diario, con el único fin del consumismo masivo del que todos somos víctimas. Pero bueno, concedamos el beneficio de la duda, una vez más y permitamos a los que nos dirigen, que hagan las cosas bien y velen por nuestra salud emocional y privacidad.
Si el gigante de Facebook, con la venta de nuestros datos, ha puesto el punto final a esta tortura de emails en cadena, Bienvenido sea.
Veremos los efectos de la nueva ley que entra en vigor este viernes, una vez más confiaremos en nuestras leyes y dirigentes en pro de nuestros derechos.
