“Las casualidades no existen”, y mucho menos en el ámbito de la nueva medicina. ¿Cuántas veces se han preguntado el motivo por el cual en algunas familias se produce más de un suceso trágico (enfermedad, suicidio, accidente…) que desemboca en la muerte?
La otra tarde compartiendo café y charla, una amiga de la infancia que hoy es facultativa de urgencias me confesaba que había llegado al punto de plantearse ciertas cuestiones sobre la medicina tradicional relacionada con la satisfacción de las necesidades de los enfermos. De esta forma descubrió el método holístico denominado Bioneuroemoción de la mano del psicólogo que se dedica al estudio de las emociones, Enric Corbera.
Esta ciencia humanista permite al mismo paciente encargarse de procesar sus propias emociones y posteriormente, llegar a ser consciente y responsable de su sanación. En primer lugar, se debe estar abierto a un cambio de paradigma de vida. Aunque llega avalado por biólogos, físicos, químicos, médicos… todavía existe cierto rechazo a creer que las emociones afectan al cuerpo y estos impactos neurológicos son los causantes de generar nuestro comportamiento. La Teoría de la Genética mendeliana que afirma que a partir del conocimiento de las características de los progenitores se explican los rasgos de los descendientes, debe dejar paso a la epigenética de Lipton, biólogo molecular, que descubrió que es el entorno y nuestros hábitos los que activan o no determinados genes. A partir de la actuación de las células, llegó a la conclusión que son el amor y el miedo las dos emociones básicas que impulsan a los seres vivos, y así demostró que nuestra mente es la encargada de controlar todas las funciones corporales, por tanto, simplemente cambiando nuestra forma de pensar y de sentir podemos modificar nuestros genes. Todos heredamos de nuestros ancestros (además de nuestra apariencia física) comportamientos, frustraciones, secretos, situaciones, emociones… que se repiten generacionalmente.
La figura de un acompañante nos ayuda a exteriorizar todas las emociones ocultas y a poder seguir nuestro camino sin la necesidad de reiterar un mismo patrón (alcohólicos, misma profesión…) dentro del clan familiar. La enfermedad es un aviso y será el acompañante el encargado de ofrecernos recursos para saber gestionar los conflictos y dificultades, con la finalidad de reconocer el poder que tiene la propia persona para realizar cualquier cambio en su vida. Reinterpretar las experiencias del pasado y transformarlas en aprendizajes nos darán la capacidad de procurar mejorar las situaciones en el presente.
La bioneuroemoción es la respuesta a la pregunta planteada al principio. Gozar de una buena salud física y emocional es una puerta abierta a la felicidad. Este método basado en las emociones deriva a diversas aplicaciones de ámbito, por ejemplo en el campo de la educación, la emoción es la base sobre la que se sustentan los procesos de aprendizaje y memoria; entonces podríamos hablar de Neuroeducación, pero eso ya será más adelante.





