Una de las preguntas que se han planteado en este “Cristal” y que nadie ha aclarado es el por qué la ampliación de capital del Mallorca se cifró en algo más de veinte millones de euros que, finalmente se corresponde con el 77’38 por ciento del total.
La respuesta no es tan complicada y es sencillo comprender por qué el consejo de administración de la SAD aprueba esta cantidad y no otra inferior. Lo que en realidad ha hecho Utz Claassen es condicionar el total al resultante de su inversión, que se desglosa entre los quinientos mil euros pagados inicialmente por el diez por ciento de los títulos, a los que se suman otros tantos por adquisición a Rafael y Miguel Angel Nadal, un millón a Esfinge 20 (la empresa de Javier Tebas) y un millón y medio a Serra Ferrer. A estos tres millones y medio se añade su porcentaje de la ampliación de capital no desembolsado en su día por Vicenç Grande que son casi setecientos mil euros y un millón más del anterior aumento de capital de dos acordado en el 2014. En resumen su inversión se concentra en alrededor de seis millones de euros.
El alemán hace sus cálculos en el momento en que Javier Tebas le comunica la disposición de Robert Sarver a conseguir la mayoría de un club de fútbol, tras su fracasado intento con el Levante, cuyo presidente mantiene una estrecha relación con el de la Liga. Y esas cavilaciones le llevan a considerar que, con un nuevo capital social de algo más de veintiseis millones, el veinte por ciento del mismo equivale al montante de su inversión de seis. En otras palabras, recupera lo que ha puesto. Es más, si mañana el Mallorca asciende y el valor de sus títulos se cotiza a un precio superior, incluso habria logrado una plusvalía. Nada transparente, aunque totalmente legal y limpio.
Sin embargo esta sencilla operación matemática tiene, como toda ecuación, una incógnita: ¿cómo ha contabilizado Utz Claassen el importe de la compra de acciones a Pedro Terrasa y Gabriel Cerdá?. Pero esta es otra historia que se analizará en la nave del misterio.
