Son cuatro equipos para tres puestos de descenso. Todos hablan del Gimnastic, pero se olvidan del Alcorcón y del Elche. Y si, el Mirandés es un chollo en Anduva donde ha encajado la friolera de 30 goles pero, curiosamente, ha marcado 22 que son tres más de los que el Mallorca ha obtenido en Son Moix.
El tópico de la semana, otro más, ha sido el de que no queda otra que ganar. ¡Y tanto!. Seguro que ha habido quien se he devanado los sesos para llegar a tamaña conclusión. Igual que Sergi al descubrir a Lekic en la penúltima jornada. A Raillo lo pilló antes, aunque todavía no sabemos por qué. Colegimos que no es Beckenbauer ni siquiera Schwensteiger, como decía la esposa de Claassen al referirse a Yuste, pero de eso a desaparecer del mapa media un abismo cuya profundidad nadie se ha decidido a medir.
Las escasas posibilidades de permanencia pasan por derrotar al colista de la categoría, matemáticamente descendido y que presenta los peores números como local. Ya no es que sea necesaria la victoria, sino que no conseguirla es de linchamiento. Y no a los jugadores, no. Antes a quien ficho a los Pleguezuelo, Saúl, Alex Vallejo, Zdjelar –Angeliño se quedó en Palma por enfermedad- para disputar la fase más delicada de la competición. Conocimientos, ninguno; pero narices y cara dura, por arrobas. Es lo que está de moda, donde haya fachada que se quite la decoración de interiores. Y no crean que eso solo se da en el fútbol, empiecen a pensar y vayan colocando chinchetas sobre el tablero de corcho.
A lo que íbamos. Dos semanas y esto se habrá acabado. ¿Cómo?. Pongámonos en lo peor por si suena la flauta. De momento a esperar que el proyectil no sea de fogueo.





