Millones de personas sueñan con pasar sus vacaciones en la playa, o cerca de alguna. Hoy, vemos trozos de costa tan concurridos que podría pensarse que ese espacio físico siempre estuvo asociado al descanso. Nada más lejos de la realidad. Durante siglos, los humanos sólo nos acercamos al litoral marítimo para proveernos de alimento. Nuestros antepasados se bañaban en lagos y ríos de corrientes tranquilas, no en las aguas infinitas, desconocidas e inquietantes de los océanos. Hasta que llegó la Revolución Industrial. En pocas décadas, las ciudades crecieron y se contaminaron como no había sucedido en milenios. La gente se puso a toser, y los médicos comenzaron a recetar aire marino y agua salada para mejorar la salud. O sea, que por culpa del humo empezó el turismo de sol y playa. Por eso, desde un punto de vista histórico, no deja de tener su gracia que hoy se permita fumar en la mayoría de arenales.

El año pasado, la Universidad de California publicó un estudio que concluía que mirar al mar era más relajante que contemplar un paisaje arbolado, incluso teniendo delante un lago de montaña. Cuando dejamos que la mirada se pierda en el mar, se reduce nuestra presión arterial y la frecuencia cardíaca. Otro estudio de la Universidad de Michigan concluyó que el sonido de las olas y los colores del agua relajan más que los bosques y prados de un entorno rural. Estados Unidos es un país muy grande que acoge a un buen número de brillantes investigadores, pero que no deben de conocer Benidorm, ni la Playa de Palma.

Esa moderna psicología relaciona las estancias en la playa con la posibilidad de reconexión con uno mismo y de experimentar una sensación de renovación interior. El sonido del mar relaja porque propicia las ondas alfa, que generan situaciones de calma y serenidad, estimulan el pensamiento creativo y favorecen los estados de claridad mental. Yo no sé qué tiene esto que ver con alguien bajo una sombrilla rodeado de una marabunta de gente, con niños correteando y gritando felices, como debe ser. Personalmente, se me escapa el concepto de playa saturada. Quiero decir que no entiendo la motivación para acudir a una de ellas. Me esfuerzo por comprender que hay personas a las que no les queda más remedio que colocar su toalla a dos palmos de la de un desconocido. Pero me cuesta, porque el mundo no es tan pequeño, ni el litoral tan corto.

La explicación a esta paradoja la ofrece la Sociedad de Personalidad y Psicología Social, una organización científica internacional dedicada a las interacciones sociales. Según tres estudios diferentes que analizaron el comportamiento y la personalidad de más de 1300 personas, el único factor diferencial por el que las personas escogen el mar frente a la montaña es la extroversión. O sea, que la playa es, básicamente, un espacio para socializar. Supongo que por eso no nos debería importar que el de al lado se traiga un altavoz con bluetooth para escuchar reguetón. Entonces, ¿en qué quedamos? ¿es o no la playa un lugar para la introspección y la reflexión personal?

A mí se me ocurre otra explicación. Este mes de agosto he conocido en España playas kilométricas y desiertas. No daré nombres, claro, pero las he recorrido en días festivos y soleados, cuando se supone que no cabe un alma a diez metros del mar. Algunos pensarán que, para disfrutar de tanto espacio y soledad, era necesario caminar durante un par de horas para pisar la arena. Pero no, se podía acceder en coche hasta escasos metros de la costa. Eso sí, el agua estaba catorce grados. Bañarse en aguas frías es algo muy sano, pero no es cómodo.

Mi conclusión es que los veraneantes nos apelotonamos en cuatro playas por no enfrentar el terrible sacrificio de desplazarnos un rato por nuestro propio pie, y además enfrentarnos al trauma de sumergirnos en aguas que no estén como mínimo a veinticinco grados. No me digan que esta deducción no es coherente con los tiempos de confort y molicie generalizada que vivimos.

José Manuel Barquero

José Manuel Barquero

Compartir
Publicado por
José Manuel Barquero

Entradas recientes

La Mare de Déu de la Salut

Sigo de vacaciones y me niego a perder un minuto de ellas pensando en las…

5 minutos hace

Baleares sufre el mayor aumento de la temperatura del mar

El Mediterráneo se calienta un 20 % más rápido que la media global, afectando la…

5 minutos hace

El ciclo de conciertos 'Nits d'estiu' en Raixa baja el telón

La Jove Orquesta Simfònica de Marratxí ha puesto el colofón al ciclo de conciertos 'Nits…

7 horas hace

El patrón de una patera intenta huir de Jefatura saltando por una ventana

Una vez en la calle ha intentado escapar siendo interceptado por un ciudadano y agentes…

7 horas hace

Derrota por la mínima del Atlético Baleares en Alcorcón

Los de Luis Blanco caen por la mínima en Santo Domingo ante un conjunto de…

9 horas hace

American Magic, campeón en Puerto Portals

El equipo liderado en el agua por el timonel Harry Melges IV y el táctico…

10 horas hace

Esta web usa cookies.