Grecia vuelve a ser el foco de atención de todos los países de la Unión Europea. La dimisión del primer ministro, Alexis Tsipras, líder de la coalición de izquierdas Syriza, parece abocar al país heleno a unas elecciones anticipadas que por sí mismas generan incertidumbre e inestabilidad, aunque no queda más salida. Es cierto que la aprobación por parte del parlamento griego de las condiciones del rescate, permiten que Grecia haga frente a sus compromisos y no caiga en una situación de quiebra. Pero no es menos cierto que en los 7 meses en que Tsipras ha ostentado la jefatura del Ejecutivo, ha habido mucha inestabilidad y ha tenido que asumir los postulados que aborrecía: un tercer rescate, las duras condiciones de los organismos prestamistas (la Troika), un referéndum que de nada sirvió más que de pataleta y ahora, la ruptura de Syriza en mil pedazos, que hace inviable la acción de gobierno.
Si ha de hacerse una lectura en clave interna de todo lo que está sucediendo en Grecia, ha de apuntarse que Podemos ha mostrado su apoyo incondicional a Alexis Tripras. Así lo manifestó Iñigo Errejón, secretario de Política de Podemos. De este modo, llama la atención que algunos miembros de Podemos aún mantengan en sus perfiles de Twitter el célebre “OXI” con el que el Ejecutivo heleno se opuso a las reformas que imponía la Troika para conceder un tercer rescate. ¿Qué queda de aquella oposición más formal que real? Absolutamente nada.
La realidad es muy tozuda y al final, Alexis Tripras se ha visto obligado a doblegarse para impedir que Grecia caiga en el abismo de la salida del euro. Esto demuestra que una cosa son los discursos políticos y otra cosa muy distinta es la realidad de los hechos y las circunstancias. Aquellos que se empecinan en dibujar figuras en el aire, al final se toparán con la cruda realidad. Y es que la acción de gobierno es algo mucho más serio y definitorio que los discursos populistas, que no llevan a ningún sitio. Bueno será que algunos aprendan la lección.



