En los últimos años y en gran medida gracias a las entidades defensoras de los animales, la sociedad ha experimentado un cambio en su sensibilidad hacia los animales en general y las mascotas en particular. Incluso la Justicia ya trata muy diferente de como lo venía haciendo a perros y gatos en caso de separación o divorcio de los propietarios, contemplando incluso una especie de custodia compartida. Las mascotas dejan así de ser consideradas cosas para reconocerles otra consideración mucho más importante en la vida de sus cuidadores. Y algo muy similar ha sucedido en la denuncia pública de casos de malos tratos a animales, donde la sensibilidad de la ciudadanía ha experimentado una notable evolución y los casos que se conocen generan una comprensiva indignación general.
En este contexto se comprende perfectamente que las organizaciones animalistas hagan un llamamiento a adoptar mascotas en los centros de acogida antes que comprarlos en una tienda o directamente a un particular. Las condiciones en que se exponía públicamente en escaparates a camadas de cachorros de raza para su venta, como si se tratara de objetos, es algo que ya no se considera aceptable.
En resumen, la sociedad ha evolucionado en su sensibilidad hacia las mascotas y los animales en general, de modo que toda forma de maltrato o cosificación de estos seres vivos genera rechazo. Y es que es importante recordar que los animales son seres vivos con necesidades específicas que hay que atender debidamente. No se trata de peluches que no requieren ningún cuidado, ni objetos de los que uno puede despreocuparse. Así, hay que hacer un llamamiento a la responsabilidad de quienes tienen mascotas y también de aquellos que quieren tener una, de forma que si deciden adoptar una, asuman la responsabilidad que comporta.
