Lo confieso. No suelo utilizar mis artículos para alabar a nadie, sino para todo lo contrario. Quizás la rutina de escribir semanalmente me esté haciendo adquirir las costumbres imperantes en este país: criticar al objeto de nuestras reflexiones. Claro que, por otra parte, no podemos decir que los protagonistas habituales de mis artículos (los políticos) me hayan dado muchos motivos para llenar mis escritos de elogios o de alabanzas.
Siempre he defendido que este país necesitaba un cambio en la forma de hacer política. Un cambio que no puede consistir únicamente en cambiar un rostro o quitar una corbata, pero creo que la evolución de nuestra política debe guiarse por dos principios básicos e innegociables: el primero, no se debe arrasar con los logros conseguidos por la sociedad española durante estos años de democracia (mal que existan muchas cosas que corregir) y, sobretodo, no se debe conseguir el cambio político desde la división, sino desde la unión.
Pero debo reconocer que ese halo de pesimismo y negatividad impregnado en mis anteriores artículos se ha visto cortado en seco al escuchar las medidas económicas propuestas por CIUDADANOS para salir de la crisis, de la mano del prestigioso economista Luis Garicano, catedrático de la London School of Echonomics. Ese programa ha logrado suscitar críticas desde los dos lados ideológicos: por un lado, los más liberales les acusan de hacer un programa socialdemócrata y, por otro, los socialdemócratas les califican como demasiado liberales. Me gusta. ¿Por qué? Porque el cambio político debe lograrse desde el consenso, desde el acuerdo, desde el centro. Debe incluir ideas de todo el mundo. El cielo no se toma por asalto, al menos no en este momento de la historia. El cambio lo debemos lograr desde el consenso.
¿Pugna por el centro? Sí, es evidente. Pero son medidas muy positivas porque, por un lado, incrementan la protección al trabajador (creación de un seguro contra el despido o un complemento salarias para los trabajadores más precarios) con medidas que van a favorecer el mercado laboral: reducción de impuesto de sociedades y bajada del tipo marginal más elevado del IRPF hasta el 40%. ¿Si reducimos el impuesto de sociedades va a incrementarse o a reducirse la inversión extranjera? También se ha hablado de reducir el IVA… ¿no aumentaría eso el consumo privado? El Partido Popular, que parece empezar a temer por ese electorado por el que se ha despreocupado durante toda la legislatura y ha comenzado a cargar contra CIUDADANOS, no ha aplicado políticas de centro: ha incrementado los impuestos sobre la clase media española, auténtica pagadora de la factura de la crisis económica.
Otra medida proyectada por CIUDADANOS es la de aprobar la dación en pago por el valor actual del inmueble. A este respecto, he de decir que el otro día pude ver una entrevista en una televisión de EEUU y, al explicar el éxito de PODEMOS en España, mostraban su sorpresa porque en nuestro país te pudieran quitar la casa y, si no alcanzara para cubrir tu deuda, embargarte todo tu patrimonio. En EEUU, cuna y meca del capitalismo, les parecía exagerada nuestra normativa hipotecaria, casi salvaje. ¿No debería ese hecho hacernos replantear la dureza de la decimonónica normativa hipotecaria? ¿No deberían, al menos, compartirse los riesgos entre la Entidad Financiera que sobrevaloró un inmueble y el deudor que no puede pagar el préstamo?
En definitiva, CIUDADANOS habla de dar una segunda oportunidad para los deudores, de manera que sea posible que no se vean obligados a responder de sus deudas actuales con todos sus bienes futuros, sino que puedan aprobarse quitas y restringir los bienes embargables. Hay muchas más medidas que se podrían aplicar, pero creo que el documento constituye un excelente punto de partida.
Creo que es compatible creer en el libre mercado, por un lado, y apoyar medidas que protejan los derechos de la gente y limiten el poder de los bancos, por otro.





