La soledad del empresario

Algunos conocerán la frase "El vigi?a esta? en un lugar alto, no para apreciar mejor el paisaje, sino para cuidar la ciudad” de Henry E. Shaw.

Tiempo atrás han quedado los empresarios solitarios y embutidos en su torre de marfil. La tendencia actual viene marcada por la urgencia de verdaderos empresarios, dispuestos a invertir talento, tiempo y recursos, motivados por razones ma?s nobles que exclusivamente el beneficio empresarial y personal. Personas conscientes de la responsabilidad social que les atan?e, en la construccio?n de un desarrollo integral y del bien común de la sociedad actual.

Los tiempos han cambiado y ese perfil de empresario poderoso y encerrado en su mundo de acciones y reacciones, para la búsqueda del puro beneficio y el puro poder, está cambiando. Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que en la nueva tipología actual de empresario es primordial cada aspecto concreto de su vida empresarial, no sólo son ya las formas, sino la concepcio?n de base que inspira sus acciones, en resumen la concienciación de entrar en la fase de tomar en consideración la cultura del dar.

Ese es el nuevo cambio, la cultura del dar, esa es la clave del nuevo empresario, que antaño ya funciono en su día y vuelve otra vez con mas fuerza, si cabe. El saber reconocer y ofrecer soporte y ayuda para que fluyan los negocios en beneficio de otros y, por ende, en beneficio de todos.

Esa palabra anglosajona tan famosa actualmente conocida como "Networking", empezó a utilizarse, en el año 1947,con el sentido de interconectar personas y grupos de gente, según el historiador, autor y periodista Douglas Harper, fundador del Online Etymology Dictionary.

Los nuevos empresarios conocen y trabajan esa interconexión muy bien, son expertos en conectar personas y contactos dentro de su sector y trabajar la cultura del dar, tan importante, diría imprescindible, para el tiempo en que vivimos.

Es importante tambie?n desarrollar el talento de saber asumir oportunamente el riesgo y ser conscientes de que no se pueden tomar riesgos por cuenta y orden de nuestro pro?jimo. Ser capaz de asumir el estado de medios propios, ayudara? a mejorar la administracio?n de los mismos y a desarrollar aquellos ilimitados, como la creatividad, la reciprocidad, la gratuidad, etc. Este nuevo concepto de trabajo que debe presidir la actividad del nuevo empresario del siglo XXI es, en gran parte, la solución a crisis económicas como la que hemos sufrido y casi acaba con este país.

Hasta ahora ha sido radical la lucha de los intereses particulares, y ello genera innumerables situaciones de desencuentros. Si se quieren lograr relaciones armoniosas, que proporcionen una vida mas “vivible”, deberemos desarrollar nuestro ingenio para idear relaciones del tipo “ganar-ganar”, donde el resultado es el beneficio mutuo y no el de una de las partes en detrimento de la otra.

Un empresario, cuanto ma?s aute?ntico “hombre de empresa” sea, ma?s contactos tendra? con sus semejantes y por ello, su actitud será más abierta. Muchas veces se habla de la “soledad del empresario", el gran incomprendido, porque muchos piensan que llevan una vida fa?cil, sin embargo, el peso de la responsabilidad, agobia muy a menudo. Es una carga que hoy por hoy debe cambiar, sí, toca compartir, dar y ayudar para que el nuevo empresario crea en su labor y pueda avanzar hacia un futuro mejor para todos.

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