Al margen de si debe eliminarse el 'correbou' de Fornalutx -en el que recuerdo que el animal no muere como sí sucede en las corridas de toros-, el enfrentamiento del Govern del Pacte con los colectivos animalistas está servido y tiene todo el aspecto que será asunto de largo, muy largo recorrido.
Por lo pronto, no es difícil aventurar que el 'correbou' de este año no será el último. Habrá más 'Ordenanzo' el año que viene, y el otro, y el siguiente. Esto sólo se puede explicar por la tibieza del PSIB de Francina Armengol.
A la hora de hacerse la foto con los animalistas registrando en el Parlament un texto que endurece la Lley de Benestar Animal y que lleva consigo el fin del 'correbou' de Fornalutx son todos muy buenos y lanzados. Socialistas, podemitas y econacionalistas se pusieron la camiseta animalista conocedores de que el colectivo es muy potente e influyente en las redes sociales. Pero a la hora de la verdad, todo sigue igual. La tramitación está parada, este año se han programado incluso más corridas de toros que el año pasado, y 'Ordenanzo' recorrió las calles de Fornalutx con fiesta incluída y sin apenas resistencia en la calle.
Con esto pasa como con todo en política. Suspender el 'correbou' supone contentar a los animalistas pero al mismo tiempo asegura perder las elecciones en el precioso pueblo de la Serra. Probablemente, también en los alrededores.
Y ahí está el miedo del PSIB que, ni en público ni en privado, es capaz de posicionarse. Es más, está haciendo lo posible para aparecer como salvador del 'correbou' pero sin herir a sus socios de Govern. ¿Esto cómo se come?. Parece que nos lo quieren meter con un embudo a través de un 'correbou' descafeinado en el que no sufra el animal. Respuesta de Fornalutx: "O hay 'correbou' como hasta ahora, o que no haya 'correbou' y quien lo prohíba, que se atenga a las consecuencias políticas".
Y en esas está el PSIB, atrapado por una foto y, en esto también, metido en un callejón sin salida. Son especialistas.





