La Policía Local ha detectado en la Playa de Palma la elaboración y venta de mojitos, sangría y otros cócteles en plena calle, sin ningún control sanitario, con los riesgos asociados al consumo de alimentos y bebidas procedentes de la venta ambulante ilegal.
Las imágenes difundidas —con bebidas preparadas directamente sobre bolsas de plástico colocadas en el suelo, frutas manipuladas sin higiene y envases reutilizados de manera irregular— son prueba incontestable de unas prácticas que vulneran las normas básicas de seguridad alimentaria.
Aunque pueda parecer algo anecdótico o una oferta atractiva para el bañista que disfruta de la playa y desea tomar una bebida para refrescarse, entraña serios peligros para la salud pública: intoxicaciones, infecciones y posibles brotes asociados a la falta de controles sanitarios.
Desde las instituciones, y en especial desde las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y el área de Sanidad, se insiste en la necesidad de evitar este tipo de consumos. La venta ambulante ilegal no solo supone una competencia desleal frente al comercio legalmente establecido, sino que además escapa a cualquier control oficial, con los riesgos que ello implica para la salud de residentes y visitantes.
Recurrir a la venta ambulante, estimula que quienes se dedican a ella, sigan haciéndolo. Mientras haya quien compre ese género, por irresponsabilidad o ignorancia, el negocio continuará.
La venta ambulante ilegal no solo supone una competencia desleal frente al comercio legalmente establecido, sino que además escapa a cualquier control oficial, con los riesgos que ello implica para la salud de residentes y visitantes
Por ello, es fundamental redoblar los esfuerzos en materia de detección de las infracciones y su oportuna sanción. Pero también hay un trabajo por hacer en el campo de la información y prevención. Las campañas de concienciación dirigidas tanto a turistas como a la población residente, que alerte de los peligros que comporta el consumo de productos de la venta ambulante, son una herramienta imprescindible para frenar esta práctica.
Mallorca basa buena parte de su éxito como destino turístico en la calidad de sus servicios, la seguridad y la confianza que ofrece a quienes la visitan. Salvaguardar ese prestigio es responsabilidad de todos: administraciones, empresarios y ciudadanos.
Consumir con responsabilidad en establecimientos legalmente autorizados y rechazar la compra de productos sin garantías sanitarias es, sin duda, la mejor forma de proteger nuestra salud y contribuir a la seguridad alimentaria en nuestras playas y espacios públicos.